lunes, 13 de febrero de 2012

Un mundo sin gays


Un mundo sin homosexualidad. Es el sueño, el objetivo de muchos heterosexuales e, incluso, de personas gay que ya no se definen a sí mismo como tales. ¿Por qué sienten que deben luchar por eliminarnos, desaparecernos de un modo u otro?

Una razón es que le temen a un mundo gay. Lo cierto es que los homosexuales no luchamos por un mundo sin heterosexuales. Es absurdo. Nosotros somos los que defendemos la libertad y la diversidad, ¿recuerdan? Así que no queremos desaparecer a cualquiera que sea diferente a nosotros. Lo que sí queremos es un mundo sin discriminación hacia los homosexuales, pues ésta atenta contra nuestra libertad al traducirse en represión y violencia, y lo que atente contra la libertad e integridad de los individuos no debería ser permitido. Además, al defender nuestros derechos también defendemos los de los demás. Eso es muy diferente a querer un mundo en el que nadie tenga una opinión distinta a la nuestra, incluso sobre la homosexualidad, o querer un mundo en el que sólo halla gente homosexual. Eso es ridículo, así que deberían dejar de usarlo como argumento en nuestra contra, diciendo que, si por nosotros fuera, todo el mundo sería gay.

Otros han emprendido una lucha contra la homosexualidad por motivos religiosos. Su excusa: es la voluntad de Dios. Son muchas las atrocidades que se han cometido en el nombre de Dios, y querer un mundo sin homosexualidad es un ejemplo de ellas. En el nombre de Dios, a los gay se nos ha llegado a asesinar, encarcelar, castigar, rechazar, discriminar, tratar como ciudadanos de segunda clase, negar derechos sólo por nuestra orientación sexual, se nos ha maltratado socialmente, todo esto para lograr desaparecernos o, al menos, castigarnos por existir del modo en que lo hacemos. ¿Y cuándo, les pregunto, se detendrán ustedes en el nombre de Dios? Si quieren respeto a sus creencias y prácticas, deben ofrecer lo mismo a cambio y respetar, al menos tolerar, las creencias y prácticas de los homosexuales, pues nosotros toleraremos las suyas, siempre y cuando no afecten las nuestras. Es lo justo, ¿no es así?

A otros más simplemente les molesta nuestra existencia. El que no nos ajustemos a sus roles sociales, el que no nos conformemos con ser víctimas de esta imposición, el que queramos llegar a una definición propia de nosotros mismos, eso les incomoda. Les molesta que seamos libres para ser como queramos ser. Pero han fallado en entender que la mera incomodidad de unos no es razón suficiente para desacreditar el modo de ser y actuar de los demás. Esta incomodidad es muy caprichosa como para que nos sirva de estándar ético o legal. La libertad es un principio superior a la comodidad. Y no debemos quitarle a las personas su libertad de ser y actuar sólo porque otros van a incomodarse.

Sea cual sea su motivo, el punto es que estar personas concuerdan en que este mundo sería mejor sin homosexuales. Claro, habría que revisar su concepto de “mejor”, y la escala con la que han clasificado a los mundos posibles. ¿Mejor, un mundo con menos diversidad, la cual no dañaba a los demás? ¿Mejor, un mundo en el que el ideal homófobo ha triunfado? ¿Mejor, un mundo en el que se eliminó a los gay en vez de respetarlos? ¿Un mundo en que se los “cambió” en vez de aceptarlos tal cual eran? ¿Mejor, un lugar en el que la mayoría no fue capaz de coexistir con una manera de ver y vivir la vida distinta a la suya? ¿Cómo puede ser mejor un mundo como éste? El mundo sería un lugar mejor si pudiéramos comprender, de una vez por todas, que no todos pensamos ni vivimos igual, y que no tenemos por qué hacerlo. Llegar a esta comprensión es mucho más difícil y sería mejor para todos que la llana desaparición y represión de un grupo social, pues esa alternativa sería un mundo en el que la gente no aprendió la lección de la tolerancia y la convivencia pacífica, una realidad en la que no hay que respetar a los demás simplemente por que “los demás” no existen.

Por todo esto, yo les digo, su ideal de un mundo sin homosexuales es absurdo. Los gay aquí estamos y no nos iremos a ningún lado. Les guste o no, les incomode o no, piensen ustedes que sea la voluntad de su Dios o no, seguiremos existiendo y luchando por nuestro lugar en el mundo, pues éste también nos pertenece. ¿Por qué no compartirlo en vez de quererlo todo para ustedes? ¿Por qué no luchar contra este egoísmo en vez de hacerlo contra la homosexualidad?

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