viernes, 16 de marzo de 2012

La Adopción es voluntaria


 La Adopción es voluntaria - Adopción Gay 4/4


Hay otro aspecto de la adopción por parte de las parejas homosexuales que quisiera tratar en esta serie de videos.  Es el hecho de que negarle este derecho a estas parejas, el estado comete una injusticia contra ellas, contra los niños y a final de cuentas contra la sociedad. 

Como ya sabemos, una pareja heterosexual tiene la capacidad de reproducirse a través de una relación sexual.  En los países que yo conozco, esto les da el derecho a tener hijos. Automáticamente.  Una de estas parejas puede tener hijos y conservarlos aunque no haya deseado tenerlos en primer lugar.  Es más, esta pareja no tiene que demostrar que es apta para educar a sus hijos y mantenerlos de manera previa. A lo mucho, se meterán en problemas y podría el gobierno quitarle la custodia de sus hijos si demuestran ser terribles en su trabajo como padres. Sin demostrar su deseo por tener hijos ni su capacidad para criarlos, una pareja heterosexual puede tener los que quiera y en muchos lugares no se meterá en problemas si no es el mejor en esto, incluso si es mal padre, siempre y cuando no haga algo terrible y llamativo. Pero no crean que estoy en contra del derecho que estas parejas tienen.  Es mi creencia que si tienen esta capacidad reproductiva, es su derecho conservar a los hijos que sean producto del ejercicio de esta capacidad. Pero, ¿qué pasa con una pareja que no es fértil? 

Estas parejas tienen que demostrar, uno, que desean tener hijos y dos, que son capaces de criarlos de manera adecuada.  Deben demostrar que desean tener hijos porque esto no sucederá simplemente en su caso, ni siquiera como accidente como ocurre con muchas parejas heterosexuales fértiles.  Tienen que expresar este deseo, y demostrarlo pasando por todo el proceso legal que implica la adopción de un niño y la aceptación de la responsabilidad adquirida al hacer esto.  Además, tienen que probar que son capaces de criarlo adecuadamente, mostrando evidencia de varios factores, entre ellos: situación económica estable, relación estable, salud mental, salud física.  A veces es un proceso agotador que de verdad pone a prueba a la pareja en el primer aspecto, en su deseo por adoptar. Pero si pasa estas pruebas, podrá lograr su objetivo y formar una familia. Ahora, no intento discutir aquí si el filtro es el adecuado en cuanto a evaluar los aspectos anteriormente mencionados, pero valga decir que sí creo que debe haber un filtro, lo más eficiente posible, que le garantice a estos niños el tener un buen hogar y una buena familia. En algunos lugares este filtro es mejor que en otros. Pero en muchos países, el hecho de ser una pareja gay descalifica automáticamente a quienes desean ser padres.

Pero, ¿por qué? Una pareja gay puede cumplir todos los demás criterios necesarios para considerar a una pareja de adultos “apta” para adoptar a un niño. ¿Pueden generar un ingreso suficiente? ¿Pueden proveer de techo, alimentación y educación? ¿Pueden amar a sus hijos? ¿Pueden inculcarles valores? Sí, sí pueden. A veces, pueden hacerlo mejor que algunas parejas heterosexuales para las cuales el embarazo fue una mala noticia. Y recordemos que, a esas parejas, ni se les pregunta si se creen capaces de ser padres, simplemente obtienen ese derecho de manera automática. Aún así, a las parejas homosexuales les es negado este derecho porque se establece, explícita o implícitamente, que para poder adoptar, la pareja tiene que ser heterosexual.  La principal manera de levantar esta barrera es impedir que se legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo, porque el matrimonio pone a una pareja en una mejor posición a la hora de querer adoptar, y si podemos prevenir que los homosexuales se casen, simplemente les diremos “lo sentimos, ustedes no pueden adoptar, no están casados”, y listo. Pero en todo este asunto, el único criterio que se ha utilizado para descalificar a esta pareja es el hecho de que se trata de una conformada por personas del mismo sexo.  Eso es todo. 

Es necesario eliminar la heterosexualidad de la lista de requisitos para adoptar, pues ésta no indica nada sobre los factores que realmente importan a la hora de determinar si una pareja o persona es apta para adoptar a un niño.  Además, recordemos que este derecho nunca es ejercido por todas las parejas que expresen su deseo de adoptar, sino por aquellas que también demuestren su capacidad para hacerlo al existir un filtro necesario en este proceso. Y por si fuera poco, recordemos las altas exigencias que estas parejas tienen que cumplir a veces para lograr adoptar, mientras que muchas parejas heterosexuales fértiles claramente no están cumpliendo bien con su trabajo como padres. Si se trata de pensar en los niños, démosle la oportunidad de ser criados por una pareja que exprese su deseo y su capacidad para hacerlos, sean o no heterosexuales.

viernes, 2 de marzo de 2012


Juego de Roles - Adopción 3/4 



He hablado ya sobre algunos argumentos utilizados con frecuencia por las personas que están en contra de la adopción por parte de las parejas homosexuales. Uno de los más conocidos es el que trata sobre el problema que presenta la repetición de un mismo sexo en la pareja de padres, basado esto en la suposición de que, para convertirse en un hombre, un niño necesita un modelo “masculino”, un padre, y para convertirse en “mujer”, una niña necesita un modelo femenino, su madre, y que en definitiva, un niño o niña necesita que ambos sexos se ocupen de su crianza para que esta esté completa o, al menos, sea la mejor posible. Ellos alegan que una pareja homosexual es incapaz de proveer ambos modelos necesarios para la crianza de un niño y que, incluso, el modelo presentado, ya sea masculino o femenino, no es el adecuado, a veces, llegando tan lejos como para afirmar que los padres gays harán que sus hijos sean gays también. Por lo tanto, debe negárseles el derecho de adopción.  Pero este argumento se sostiene sobre premisas debatibles y la experiencia cada vez nos va mostrando que sus conclusiones no son acertadas.

Primero, lo más claro es que la orientación sexual de los padres no determina la de los hijos.  Toda una generación de personas homosexuales nació de padres heterosexuales y fue criada por padres heterosexuales. Mis padres son heterosexuales y su orientación sexual, como pueden ver, no influyó en la mía. Simplemente esto no ocurre de este modo.  Los hijos criados por parejas homosexuales tienen la misma oportunidad que el resto de la población de ser gay o hetero.  Y si la incidencia de hijos gay llegara a ser mayor, en mucho se deberá a que los hijos gay criados por padres gay no tendrán que esconderse de ellos, podrán ser ellos mismos, pues no serán juzgados ni rechazados por sus padres, mientras que muchos gays hijos de padres heterosexuales sí esconden este hecho.  Esta idea de que los padres gay “adoctrinan” a sus hijos para que sean gays también es ridícula. Recuerden que, como ya he dicho, somos nosotros los que defendemos la idea de que la orientación sexual no puede forzarse en un individuo. La gente es lo que es y ya. Y, por último, este temor de que haya más gays está basado en la suposición de que hay algo muy malo en la homosexualidad, con lo cual no estamos de acuerdo. 

En segundo lugar, está la cuestión de los roles. Cada sociedad tiene sus roles de hombre y mujer, y trata de imponérselos a costa de lo que sea a cada individuo dependiendo de su sexo. Si quienes se oponen a la adopción por parte de los homosexuales esperan que nosotros eduquemos a nuestros hijos estrictamente conforme a los roles que han querido imponernos, están equivocados.  Y por supuesto se escandalizan por ello. Y exageran, creyendo que le pondremos vestidos rosas a nuestros hijos varones sólo para “desafiarlos”.  Pero esto no es así. A lo que me refiero es que, en una sociedad machista, o con valores religiosos muy arraigados, es inconcebible que los padres gay ofrezcan un modelo correcto de hombre y mujer a sus hijos porque ellos mismos no se ajustan a este modelo. Pero esto no significa que los padres gay sean incapaces de ser un buen ejemplo. El problema es que la sociedad intolerante quiere que, a fuerzas, el ser “un buen ejemplo” para los hijos incluya ajustarse totalmente a los roles de hombre y mujer pre-establecidos.  Y esos modelos, sorpresivamente, excluyen a la homosexualidad.  Es decir, según este razonamiento, tan sólo por ser homosexual ya no puedes ser un buen ejemplo para tus hijos. Y si se ha llegado a esa conclusión, entonces quiere decir que hay algo que no funciona en este razonamiento, porque se ignora todas las otras cualidades que los padres homosexuales sí pueden tener, los demás valores que pueden inculcar en sus hijos, la capacidad de proveerles con lo que necesitan y, sobre todo, la capacidad de amar a sus hijos.  Si sólo nos fijamos en que si los padres homosexuales se ajustan o no al modelo de los roles sociales en cuanto al género, nos encontraremos con que no pasarán la prueba. Pero ese criterio es injusto desde el punto de partida, e ignora las demás cualidades que hacen a una pareja merecedora del derecho de adopción.

Todo esto, sin mencionar que, si tomamos en cuenta esos otros aspectos que convierten a un padre en un buen modelo a seguir, encontraremos que muchas parejas heterosexuales no se ajustan a esto.  Son malos ejemplos.  Se ajustarán a los roles de hombre y mujer establecidos, vistiendo uno pantalones y la otra faldas, pero son incapaces de inculcar valores a sus hijos.  Muchos de ellos ni siquiera querían tener hijos, para empezar. Otros tantos, desafortunadamente, tienen que emprender esta tarea ellos solos, y aún así pueden hacerlo bien.  Por lo tanto, no debemos descalificar a los padres y negarles el derecho a la adopción sólo porque son homosexuales, sino tomar en cuenta otros criterios para encontrar, dentro del colectivo homosexual, aquellas parejas, o incluso individuos, con la voluntad y la capacidad para adoptar.  Eso es ser justo, y eso es pensar en los niños también.