lunes, 13 de febrero de 2012

¿Piensa en los niños? - Adopción Gay 2/4


VIDEO

He hablado antes de la dificultad que las parejas homosexuales  en el mundo enfrentan para que se logre reconocer su derecho a adoptar. Un argumento que se usa en su contra es que no están capacitados para criar niños. Pero aunque pueda argumentarse que esto es falso, y la parte en contra de la adopción reconozca que los homosexuales pueden hacer un buen trabajo como padres, surge otro problema. ¿Qué pasará con estos niños en la sociedad? ¿Cómo los tratarán sus compañeros en la escuela? ¿Cómo serán capaces de integrarse a una sociedad que no “está lista” para este tipo de situación? Ellos piden se considere esto, que por favor alguien “piense en los niños”, y argumentan que su respuesta a estas preguntas es razón suficiente para negar la adopción a las parejas homosexuales. Pero incluso aquí hay gato encerrado.

¿No tienen razón, acaso? En un país homófobo o machista, ¿no serán víctimas de un bulying despiadado los hijos de estas parejas homosexuales? Ése parece ser, desafortunadamente, un pronóstico en cierta medida acertado.  Pero tengo algunos problemas con este argumento, y tengo otras preguntas qué hacer. Por ejemplo, ¿exactamente por qué se burlarán los otros niños del nuestro? ¿Por qué tiene dos papás o dos mamás? No, señores, los otros niños se burlarán de él porque habrán sido educados de ese modo, para burlarse de aquello que resulte diferente, para despreciar lo “gay” como algo vergonzoso, ridículo y sucio.  Porque sus padres permiten que así sean, porque los educadores pretenden encogerse de hombros y decir “es cierto, es raro eso de que tenga dos papás”. O dos mamás.

En otras palabras, lo que estas personas que se oponen a que las parejas homosexuales puedan adoptar nos están diciendo es: “ustedes no deben adoptar porque si lo hacen, nosotros vamos a hacerle la vida imposible a sus hijos, por favor, piensen en los niños y no los sometan a esa clase de tortura que nuestros hijos van a propinarles”. ¿Hablan en serio?  ¿De verdad quieren negarme a mí el derecho a la adopción y a estos niños el derecho de tener un hogar por “temor” a las desagradables consecuencias que esto pueda tener, las cuales serán provocadas por ustedes mismos? ¿No será acaso que los que tienen que cambiar su actitud son otros? ¿No será que es hora de que ustedes eduquen mejor a sus hijos para que sean un poco más tolerantes con aquellos que no tengan una familia exactamente igual a la suya?

Y lo siento, pero la cosa no mejora si me dices que tú eres tolerante y educarás a tus hijos para que toleren, pero aún así no estás de acuerdo con que los homosexuales adopten, argumentando que serán “otros, no los tuyos” quienes le hagan la vida imposible a mis hijos.  Esto es el equivalente a decir: “es que así son ellos”, y simplemente quedarse de brazos cruzados y votar porque las cosas se queden así como están, y negarnos el derecho de la adopción a nosotros, el derecho a una familia a estos niños, y dejando que estas otras personas sigan haciendo las cosas mal. Entiendo que a veces la situación social y cultural no son las más favorables para el cambio o implementación de una nueva política que pretenda ser más tolerante, pero lo que se escriba en las leyes en este sentido ya es en sí un avance, y dota a los discriminados de herramientas legales y oficiales para defenderse. Además, se trata de hacer lo correcto y de favorecer legalmente a quien realmente se lo merece. No podemos menospreciar que se cambien las leyes a favor de la tolerancia, por más adversa que nos parezca la situación cultural y social. Los que lucharon por los derechos civiles en contra de la discriminación racial entendieron esto, y los homosexuales haríamos bien en seguir su ejemplo. Y si de verdad no es practicable una legislación de este tipo, al menos debe considerarse su logro como un objetivo a futuro, no simplemente descartarla y ya.

Así que si ustedes mismos son la principal objeción al derecho de adopción para las parejas gay, háganse a un lado, vivan y dejen vivir, y verán cómo nosotros somos capaces de tener una familia también.
Adopción Gay 1/4


Hoy en día, es difícil aún lograr que en un país se apruebe la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.  Hay muchas razones para esto, y muchos argumentos en contra, los cuales encuentran su raíz en la religión, las costumbres, la tradición, la cultura, los prejuicios.  Cuando todos los demás argumentos tambalean, hay uno que sigue siendo muy efectivo para hacer dudar a quienes dejan de ver en los matrimonios gay una amenaza, el que sostiene que si se legaliza el matrimonio homosexual, estas parejas tendrán el derecho a adoptar, y esto sería la verdadera desgracia. 

¿Por qué? Una de las razones principales es la suposición de que los gays no somos capaces de criar niños y, por lo tanto, no se puede dar el derecho a la adopción, y si éste viene incluido con el matrimonio, ha de sernos negado igualmente.  Pero la premisa es falsa, pues los gays son perfectamente capaces de criar niños.

Verán: esto de “criar a los hijos” es una labor admirable porque es necesaria y ardua.  No es de sorprenderse, entonces, que creamos que no todos los seres humanos pueden llevarla a cabo.

Pero, ¿puede declararse que todo un grupo, todo un tipo de personas no está calificado para criar a un niño? Puede ser.  La experiencia nos dice que los bebés no pueden cuidar a otros bebés. Los niños difícilmente podrán criar a otros niños dado que ellos mismos no han terminado de criarse. Las personas muy ancianas estarán también limitadas en esta capacidad de cuidar a alguien más, pues ya bastantes problemas tendrán con cuidarse a sí mismos. Las personas que sufran de ciertos tipos de enfermedad mental pasarán por una situación similar, además de que, por supuesto, su percepción de la realidad puede ser hasta una amenaza para la seguridad de un niño. Entonces, por supuesto, puede decirse que algunos tipos de personas, grupos de enteros de ellas, no están capacitados para criar niños.  Por lo tanto, es sensato determinar a qué tipo de personas se les puede dar este derecho a adoptar y a quienes no se les puede otorgar.  El problema es que en muchos lugares, la decisión se toma en contra de las parejas homosexuales.

Por que, ¿se puede decir que el ser homosexual lo incapacita a uno automáticamente para criar a los hijos? Ésta tarea parece ser y, de hecho es, una tarea difícil, titánica. Pero como toda tarea enorme, se la puede dividir en tareas y acciones muy pequeñas y simples. Para  cuidar de un bebé, por ejemplo, uno debe cambiarle los pañales, darle de comer, jugar con él, hablarle, vestirlo, bañarlo, limpiarlo, llevarlo con el médico si presenta algún síntoma desfavorable, y muchas más. ¿No es capaz un adulto de cambiar pañales sólo por que es homosexual? ¿No puede un adulto gay tener un ingreso suficiente y estable y proveer a un niño de alimentación, vestido y vivienda? ¿No puede una persona adulta pasar tiempo con sus hijos, inscribirlos en una escuela, levantarse temprano para prepararles el desayuno antes de llevarlos a clases, estar al pendiente de sus notas, sólo por que se trata de una lesbiana? Ser gay significa, de manera muy básica, sentir atracción sexual por las personas del mismo sexo, y hacia ellos sentir esta inclinación sentimental y romántica. Eso es todo, es la única condición necesaria para ser gay.  Ese límite es amplio, y dentro de él encontraremos todo tipo de personas. Ser gay no implica la ausencia de la capacidad para llevar a cabo todas esas pequeña tareas que, en conjunto, componen la gran tarea de criar hijos, y tampoco implica la falta de la constancia, el temple y amor necesarios para realizarla satisfactoriamente. 

Pero me preguntarán: ¿y qué hay de los valores? ¿Son capaces los homosexuales de inculcar valores morales a sus hijos? Mi respuesta sería que pasa lo mismo con los heterosexuales: algunos sí lo son, otros no. A uno sí se les podrá dar este derecho, a otros no. Además, si ustedes están pensando en sus valores religiosos tradicionales, en contra de la homosexualidad, pues no, tal vez no seamos capaces de hacer eso, pero valores cívicos, éticos, dentro de un marco en el que no se condena a la homosexualidad, claro que sí podemos. Y por supuesto, tenemos la capacidad de amar a nuestros hijos tanto como ustedes.
Así que, por favor, dejen de decirme que no soy capaz de criar a un hijo sólo porque soy gay.
Fin del mundo


El mundo se acaba y no me importa. Es posible que la humanidad haya estado esperando el fin desde el principio, y es claro que ya son varias las profecías al respecto que han fallado. Creo que el mundo se acabará, por supuesto, pero no creo en las profecías sobre el fin del mundo. Finalmente, estas profecías tienden a proponer que es la humanidad la que llegará a su fin, con un evento de tipo cósmico, espiritual (como el arrobamiento) o alguna catástrofe terrestre de proporciones nunca antes vistas. Una de ellas sostiene que el mundo acabará en diciembre de este año, al menos así es en la cultura popular. Algo parecido ocurrió en el año dos mil y, justo después de que cruzamos esa barrera y nos dimos cuenta de que seguíamos con vida, no nos tardamos nada en comenzar a hablar de reajustes debido a imprecisiones históricas, a la inexistencia del año cero, a la invalidez de esa teoría previa, y así hubo una nueva fecha qué temerle: al año dos mil doce. Este año. Pero hay varias razones por las cuales pienso seguir viviendo como si nada fuera a ocurrir. ¿Por qué?

1.-  Todas las profecías sobre el fin del mundo han fallado hasta ahora.
¿Seguimos con vida, no? A pesar de todos esos momentos en que la humanidad se puso nerviosa ante el cambio de fecha o las palabras de algún profeta, la vida humana continuó y el mundo siguió existiendo.  Por eso es que estamos aquí ahora. Si estas teorías han fallado con anterioridad, pueden volver a hacerlo. Y lo harán.

2.- Las profecías no son confiables porque son imprecisas y no se basan en la evidencia.  
En cambio, se basan en el temor, la especulación, la superstición y la dudosa interpretación de escritos y supuestas predicciones. ¿Qué factor observable nos indica que habrá un cataclismo en el último mes de este año que acabará con la raza humana?  ¿Una profecía maya que según especifica una fecha pero no qué es lo que ocurrirá exactamente? Llega el punto en el que la profecía apuesta a la ocurrencia de una gran causalidad más que a sus poderes predictivos, que a la observación, que a la evidencia.   Por lo tanto, ¿por qué habría de creer que el fin se acerca?

3.-  Si la profecía es verdadera, entonces no hay modo de evitar el fin del mundo.  
¿Qué se puede hacer contra este evento? Si es cierto que el mundo acabará de manera tan repentina, nada de lo que hagamos, ni siquiera como colectivo, podrá evitarlo. Además, como ya he dicho, no hay evidencia de que en realidad ocurrirá en la fecha pronosticada, no hay una descripción detallada de lo que debemos esperar que suceda y, estas circunstancias, no hay medida preventiva que resulte prudente ni efectiva.

4.- Vivir “como si ya se fuera a acabar el mundo” sería una muy mala idea.
Imaginen que tuviéramos la certeza de que ya se acabará el mundo.  Tal vez piensen que es hora de hacer todo aquello que quisieran, de aprovechar el tiempo que les queda al máximo y de hacer muchas cosas que, de otra manera, no harían: renunciar a su trabajo, irse a viajar por el mundo, quebrantar la ley, darse a los excesos y muchas más. Pero si tuviéramos esta certeza, entonces todos los demás podrían pensar lo mismo, y si todos renuncian a su trabajo y dejan de obedecer la ley para darse a los excesos, pues… entonces nadie podría hacer lo que quisiera realmente y la mejor idea sería recluirnos en nuestras casas buscando la mayor seguridad posible en un mundo que se habría vuelto un caos. No sería buena idea, entonces, pensar que ya nada importa y actuar de este modo aunque el mundo ya vaya a acabarse.  Y eso que estamos imaginando que estamos seguros de que el  fin está cerca: recordemos que, en realidad no lo sabemos y no hay evidencia de que esto vaya a ocurrir así. Con menos razón, pues, podemos arrojar todo por la borda. Para ver un ejemplo de lo que digo, no tenemos que ir muy lejos: el año pasado, en estados unidos, el evangelista Jarol Camping predijo la fecha del fin del mundo, del arrobamiento, y falló 2 veces. Antes de la primera fecha, el veintiuno de mayo, convenció a miles de creyentes de apoyarlo con donaciones para realizar una campaña masiva y poder advertir al mayor número de personas sobre lo que ocurriría. Muchos vendieron sus propiedades, renunciaron a sus trabajos, se deshicieron de sus ahorros. Y siguen aquí.

5.- Si la proximidad del fin del mundo te hace desear hacer todas estas locuras, entonces el problema no está en  esta proximidad.
Más bien, está en la manera en que has vivido y sigues viviendo hasta ahora. ¿Por qué de pronto habría de cambiar radicalmente mi manera de actuar, de ver y vivir la vida? Si es cierto que estoy conforme con mis decisiones y mi manera de ser y actuar, entonces ni siquiera el fin del mundo tendría por qué hacerme cambiar de opinión en los aspectos más fundamentales.  Entiendo que vivir pensando en que la muerte propia o de la humanidad es lejana no es lo mismo que tenerla de cerca, como cuando una persona sufre de una enfermedad terminal, es esperable que esto nos sacuda, que pueda cambiar nuestra perspectiva de las cosas, pero entonces, ¿por qué esperar hasta el terrible anuncio de nuestro fin próximo para hacerlo?
No quisiera sonar como libro de superación personal, no es mi intención. Sólo quise compartir con ustedes algunas de las razones que me hacen olvidar que el mundo se va a acabar en el dos mil doce.  Si tanto nos preocupa el fin de la humanidad, entonces apoyemos estos temores en la observación de lo que sí está ocurriendo y de lo que sí va a ocurrir si seguimos así: la explotación despreocupada de nuestros recursos naturales, el colapso de las economías, el comienzo de nuevas guerras, todo eso es más real y preocupante que el fin súbito de nuestra existencia a fin de este año como resultado de una profecía sin fundamento.  Y no sólo eso, lo mejor es que, como podemos observar estos fenómenos, también podemos hacer algo al respecto. 

Y tú, ¿ya estás listo para el fin del mundo?
Libre Expresión VS #Nomecures


En estos días me topé con la noticia de que grupos activistas del colectivo L G B T estaban pidiendo a tres grandes librerías en España la retirada del libro “Comprender y sanar la homosexualidad” de Richard Gohen.  Me enteré gracias a este video en el que una joven invita a los usuarios a unirse a esta petición, lo cual pueden hacer a través de éste sitio, con su firma electrónica. Al momento van alrededor de treinta y seis mil firmas. El libro ha sido retirado de una de estas tres librerías, y otra ha expresado el no haber tenido intención de ofender a los homosexuales al tener este libro en su catálogo. Podrían pensar, por el contenido del resto de mis videos en este canal, que yo fui uno de los treinta y seis mil y que a continuación los invitaré a firmar la petición para lograr que las dos librerías restantes saquen el libro de circulación, pero no puedo hacer eso.  Creo que la medida tomada contra este libro atenta contra la libertad de expresión y, de apoyarla, estaría cometiendo una incongruencia.

Entiendo que la intención de quienes se han sumado a esta iniciativa es la mejor e, incluso, la misma que yo tengo con este canal: ayudar a los jóvenes gay, defender al colectivo L G B T, combatir la homofobia, promover la igualdad,informar a la gente quiénes somos en realidad, entre otros. Comparto estos objetivos con ustedes, y siento la misma indignación al ver publicado un libro con este tema y título; es sólo que la manera en que han actuado contra esto no me parece correcta. Algunos la llaman “una victoria para el activismo”, pero yo no estaría tan seguro de ello. ¿Qué fue lo que realmente triunfó con la retirada del libro?
No fue la libertad de expresión, eso es seguro.  Al firmar esta petición, los usuarios se olvidaron de que la libertad tiene su precio, y uno no se hace merecedor a esta libertad cuando no está dispuesto a pagarlo. Si queremos una verdadera libertad de expresión, la cual recordemos, ha sido y sigue siendo fundamental para la defensa de los derechos de los gays en todo el mundo, tenemos que entender que otras personas tendrán la misma libertad, y podrán expresar públicamente opiniones que pueden llegar a ser totalmente opuestas a las nuestras, ideas que nos parecerán terribles, inmorales, no fundamentadas. Es un precio que se tiene que pagar porque resulta que nuestras ideas, las cuales queremos expresar públicamente del mismo modo, también pueden ser consideradas terribles por aquellos que no están de acuerdo con nosotros.

Debo aclarar que, por supuesto, no estoy de acuerdo con las ideas de Richard Gohen y creo que él propone una teoría errónea y terapias que no son efectivas. De hecho, una de las razones por las cuales muchos se subieron rápidamente al tren de la firma de la petición es la declaración de la Organización Mundial de la Salud en cuanto a que la homosexualidad no es una enfermedad. Eso, por tanto, nos da el derecho de censurar este libro porque claramente provoca la desinformación radical en la población. Esto suena muy bien, pero ¿qué pasaría si de pronto la O M S declara que la homosexualidad sí es una enfermedad y que así será considerada de hoy en adelante? Pues imagínense, que nos darían muchas ganas de desafiar esta declaración, de decirle al mundo que es absurda, igual y podríamos escribir un libro acerca de cómo se ha equivocado la O M S y por qué la homosexualidad no puede ser tratada como enfermedad, ¿y qué pasaría? Pues que con el mismo argumento de la desinformación que hemos usado en contra de Richard Gohen,  sus seguidores bien podrían acusarnos de proporcionar información peligrosa y falsa a la población, pues ahora contarían ellos con el respaldo de la O M S,para después juntar treinta y seis mil firmas virtuales y sacar nuestro libro de circulación. Y eso sería una bofetada a la libertad de expresión, la cual, por cierto, ya tiene una mejilla roja gracias a nuestras recientes acciones.

Piénsenlo, la manera en la que estamos actuando hoy, convencidos de defender la causa justa, ¿en qué es diferente a lo que otros han hecho, incluso contra los homosexuales, en el pasado y lo que siguen haciendo en el presente para privarlos de su libertad de expresión? En un lugar donde la homosexualidad sea penalizada, como algunos países en el pasado y otros tantos aún en el presente, escribir un libro defendiendo la homosexualidad es considerado como desinformar, pervertir y dañar a la sociedad. Por eso la libertad de expresión tiene que funcionar en ambos sentidos, y debe prevalecer aunque estemos convencidos que el autor del libro no tiene la razón, porque nosotros podemos enfrentar la misma acusación.  Recuerden que aquellos que consideran a la homosexualidad como una perversión están honestamente convencidos que tener la razón; pero si nosotros pensamos que esto no es motivo suficiente para censurarnos, entonces nuestra propia convicción de estar en lo correcto y en congruencia con la postura oficial de una organización internacional no debe ser excusa para censurar a otros.  Los criterios que hemos utilizado en contra de Richard Gohen no son suficientes porque nosotros no admitiríamos una acción similar en nuestra contra basada en el mismo argumento.

Además, la libertad de expresión sí tiene sus límites, aunque a primera vista, la libertad de expresión que defiendo parezca carecer de ellos. Una agresión directa y violenta, aunque sea verbal, puede ser censurada y castigada. Un llamado a la acción del mismo tipo, que atente contra la integridad de terceros, por ejemplo, sí puede y debe ser censurado.  Pero el libro de Richard Gohen, por más equivocado que me parezca, nocruza esos límites. El autor está desafiando la creencia de que la homosexualidad no es una enfermedad y tiene derecho a hacerlo. Él propone una manera de dejar de ser homosexual a través de la curación de heridas emocionales, y también tiene derecho a esto a expresar esto. Como existe una clara diferencia entre libertad de acción y de expresión, lo que sí podemos hacer es evitar que abra una clínica en nuestro territorio para llevar a cabo sus terapias reparativas si es el caso que nuestra sociedad ha determinado que son inútiles y nocivas para la salud.  Pero silenciarlo porque no estamos de acuerdo con sus ideas, eso no deberíamos hacerlo. Además, podría ser que él tuviera la razón, así como las feministas la tuvieron antes al defender el derecho de la mujer al voto, o los gays cuando hemos dicho que la homosexualidad no debe ser penalizada. Y si esto es así, entonces mandarlo a callar no servirá de nada, porque permaneceremos en la ignorancia. Pero  si creemos que se equivoca,¿porqué tenemos que silenciarlo, impedirle la oportunidad de desafiar la postura oficial y nuestras ideas? Si está equivocado, y la razón está de nuestro lado, y tenemos argumentos para defender nuestra postura, entonces debemos permitir que Richard Gohen exprese la suya.  Impedir que llegue a las librerías hace parecer que no tenemos una mejor manera de contestarle, que no podemos demostrar que está equivocado, que la razón no nos alcanza para argumentar en su contra y que no somos capaces de entender cómo funciona la libertad de expresión.

 Finalizaré diciendo que, cuando me enteré de todo esto, mi primer impulso fue firmar la petición para retirar este libro espantoso de las librerías. Pero llegué a la conclusión de que alguien que defienda seriamente la libertad de expresión no puede hacerlo. Por eso me detuve. Y por eso hice este video, porque lo que ha ocurrido no me parece una ocasión para sentirnos tan orgullosos, sino más bien para reflexionar sobre la manera en que hemos dirigido la lucha por los derechos de los gays en esta ocasión en particular. También me preocupa lo que la lectura de un libro como éste pueda ocasionar en una mente confundida, en conflicto consigo misma, pero llega el punto en el que, en este respecto, hay que dejar que la gente decida qué creer. Yo soy de los que cree que la orientación sexual no puede ni debe intentar cambiarse, pero no estoy de acuerdo en usar estos métodos para deshacerse de los textos que afirmen lo contrario. El verdadero reto no es censurar libros como éste, sino contestarles.

En fin, son libres de dejar su opinión aquí, y pueden o no estar de acuerdo conmigo, pero creo que he explicado de la mejor manera que he podido por qué no podemos hacer este tipo de cosas sin ser inconsistentes con la verdadera libertad.  Y tampoco hemos podido hacerlo sin darle toda esta publicidad gratuita al libro, al cual deberíamos dedicar más videos refutando sus ideas y menos invitando a firmar peticiones para evitar que éste tenga acceso a las tiendas.

Gracias. 
Dejar de ser Gay en 4 pasos - Respuesta a SS 4/4


Como pueden darse cuenta, el e-mail que me mandó el usuario Santos Sentimientos fue bastante largo. La penúltima parte del escrito está bastante enredada y repite algunas cosas que ya he contestado y discutido aquí, así que iré directamente a la parte final del imeil, donde Santos sentimientos propone:

“Como dejar de ser gay en 4 pasos:
1. Borrar todos los videos porno, imágenes, cosas eróticas o similar, también tira las revistas eróticas o cosas por el estilo.
2. Mirar a los hombres como amigos, no dejes que tu mente piense sexualmente de ellos, sólo como amigos.
3. No masturbarse o mirar cosas con contenido sexual, no tener sexo o cosas similares, es hora de que uses tu corazón.
4. Confesar tus pecados a un sacerdote y dejar a Dios que obre en ti.”

De nuevo, todo termina dependiendo de Dios, de tu concepto de él, y de lo que piensas que es su voluntad. Pero no todos tenemos esas mismas creencias, y no tenemos por qué tenerlas. Además, ya se ha visto que la homosexualidad no se va con confesión, oraciones y todas esas cosas. Yo no aconsejaría a nadie seguir estos pasos, pues para empezar, no funcionan.

El gran problema de estos cuatro pasos es su objetivo: dejar de ser gay. Esto presupone que ser gay es incorrecto y malo, y que por lo tanto debe ser cambiado. Esto no es cierto. Nadie que sea gay tiene por qué cambiar, al contrario, tiene muchas razones para aceptarse tal cual es, y una de ellas es no lastimarse a sí mismo tratando de cambiar. Otra cosa es que estas instrucciones para dejar de ser gay suponen que nuestra orientación sexual depende de nuestra voluntad y que siguiendo estos pasos podremos lograr cambiarla. Dudo mucho que esto funcione así. Nuestra orientación sexual no depende de nuestra voluntad, por lo tanto lo único que podremos modificar serán nuestras acciones: dejar de ver pornografía, dejar de masturbarse, dejar de tener relaciones, hacer todo lo posible por no pensar en el mismo sexo de manera erótica, todo eso son conductas que podemos modificar, pero la atracción, la orientación, el gusto y el amor romántico por las personas de nuestro mismo sexo,  en fin, lo que realmente hace que seamos gay, eso no podremos cambiarlo a fuerza de voluntad.

Y no tenemos porqué hacerlo. No tenemos porqué volvernos seres asexuales como proponen estos pasos, reprimirnos y volvernos locos de tanto obsesionarnos con la idea de cambiar y no ver resultados.  Es mucho más saludable aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos. Eso es mejor, y eso es lo que yo le aconsejaría a todos ustedes.

Al usuario Santos Sentimientos sólo puedo decirle que en verdad no sé si agradecer su preocupación por mí.  Lo que sí puedo decirle es que estoy bien siendo como soy, aceptándome tal cual soy y siendo feliz de esta manera.  Lo crea o no. 
Gays de mentiras - Respuesta a SS 3/4


Esta es la tercera parte de mi respuesta al largo imeil que me escribió el usuario Santos Sentimientos. El escribió:

“Dios ha hecho al hombre y a la mujer para que encajen perfectamente.
La prueba más bonita que puedes encontrar es que, si unes a un hombre y a una mujer, se crea el regalo más precioso del mundo, la vida humana (un bebé)
Los gays emulan/simulan lo que los matrimonios y parejas reales hacen (parejas de hombre y mujer, parejas reales)
Es por eso que para el amor verdadero, se necesita hombre y mujer, dos géneros diferentes, la perfecta combinación, el mix que uniéndolo crea amor verdadero y amor eterno.”

Primero que nada, sobre la existencia de Dios, su voluntad y sus motivos podemos pasarnos horas discutiendo tan sólo para llegar a la misma conclusión: que, en cuanto a estos puntos, no estamos de acuerdo.  Así que si Dios creó a la mujer y al hombre, eso es una cuestión de fé. Lo importante, lo que es un hecho, es que no todos creen en Dios, ni todos creen en ése Dios en el que tú crees. Y no tienen porqué hacerlo.

Segundo, es cierto que hombre y mujer tienen juntos una capacidad reproductiva, pero esto no es prueba de la existencia ni de la voluntad de Dios, es sólo prueba de eso, de que hombre y mujer pueden reproducirse. Es todo.  Y qué bueno que puedan hacerlo, pero eso no significa que dos hombres o dos mujeres no puedan estar juntos. La capacidad de reproducirse no es un requisito para permitir el amor.
Tercero, a mí no me parece que dos hombres o dos mujeres sean una pareja “de mentiras”. Una pareja falsa, imitación, no lo creo.  Los gays tenemos la capacidad de amar a otro, y por ende, la capacidad de formar una pareja auténtica, así que eso convierte nuestras parejas en parejas reales también. No son ficticias, pues existen. Y para el amor verdadero  de pareja no se requiere un hombre y una mujer, sino dos personas, porque la orientación sexual no priva a nadie de la capacidad de amar a otro de manera auténtica.

“Porque... ¿qué esperas de tu vida? ¿levantarte un día por la mañana y ver que a tu lado hay un hombre durmiendo? ¿por qué no la princesa de tu corazón que te abraza y te cuida tu corazón a tu lado?”

Exacto. Yo no quiero una princesa. Eso tal vez es lo que quieres tú, y está bien, pero algunos preferimos despertar y encontrar a alguien de nuestro mismo sexo junto a nosotros. Un hombre durmiendo a mi lado, eso no me suena tan mal como a ti. Eso es lo que quiero. Eso es exactamente lo que quiero.  
El caracol entre las piernas - Respuesta a SS 2/4


Esta es la segunda parte de mi respuesta.  Santos Sentimientos escribió:
“Otras de las preguntas que un gay se puede preguntar a si mismo son:
¿Por qué siento placer y gusto mientras me masturbo y miro videos o imágenes gay? Si en verdad no fuera gay,  ¿esto no pasaría?
Hasta un caracol te excitaría, si le pones en tu parte sexual, te excitará por que el pene es una zona que se excita con facilidad por ejemplo acariciando o similar, pero eso no significa que ames a los caracoles, ni de broma.”
Tal vez siento placer al ver imágenes gay porque me siento atraído al mismo sexo. Mi orientación sexual, condición previa, ocasiona la excitación sexual posterior al ser expuesto a estas imágenes. Dudo que alguien heterosexual se excite ante este mismo material, del mismo modo que a mí no me excita el sexo opuesto. Esas son las respuestas a esas preguntas.
En cuanto al caracol… Jamás me había imaginado eso. Y se supone que yo soy el pervertido, pero jamás se me hubiera ocurrido ponerme un caracol ahí. Y no, no creo que eso me excitaría porque la excitación sexual no es sólo física, sino que tiene un fuerte componente mental. Y aunque eso con el caracol sucediera, no prueba nada, tan sólo probaría la sensibilidad del pene, pero no nos dice nada sobre los motivos por los cuales alguien se siente atraído por un sexo o por el otro. En ese caso, podría yo decirle a los hombres heterosexuales que se han dejado engañar por sus penes, y que la única razón por la que sienten placer al estar con una mujer es porque su pene es extrasensible y podrían sentir lo mismo con un hombre.  Pero aunque fueran capaces de hacerlo con un hombre y sentir placer físico, dudo mucho que eso los convierta en homosexuales, del mismo modo que yo no dejo de ser gay aunque logre hacerlo con alguien del sexo opuesto, pues la sexualidad no se reduce a los meros actos sexuales, sino que abarca también los componentes psicológicos y afectivos del individuo, entre otras cosas.
“Algunos gay no conocen la verdad, la verdad de ser gay es:
- Sentimientos falsos
- Mundo vacio
- Corrompe el corazón
- No hay sentido de vida
- Ningún hombre puede rellenar tu hueco de amor verdadero en tu corazón
- Ningún hombre puede hacerte sentir feliz en tu corazón”.

Esto no es cierto. Primero, mis sentimientos, y los de los gay, son tan auténticos como los de cualquiera porque, para empezar, son sentimientos humanos.  La orientación sexual no es capaz de deshumanizar estos sentimientos. Es decir, los gay también sentimos tristeza, felicidad, enamoramiento, compasión, odio, amor, todo eso del mismo modo que los demás porque somos humanos. Segundo, lo del mundo vacío y el no tener sentido de vida, eso lo puede sentir cualquiera, sin importar la orientación sexual, y un gay o lesbiana tiene la capacidad de darle a su vida un sentido porque, de nuevo, se trata de un ser humano. Tercero, ¿de qué manera corrompe la homosexualidad el corazón humano? Esto no es cierto, porque la nobleza de corazón y la homosexualidad no son mutuamente excluyentes.  Y cuarto, para un hombre homosexual, es precisamente un hombre quien puede brindarle ese amor que busca y quien lo puede hacer feliz, no una mujer.  Además, más allá de los sexos y las orientaciones sexuales, cada quien elegirá a su cada cual. Esto lo digo para no caer en etiquetar y encasillar a los demás.
Continuaré con mi respuesta en otro video. ¿Qué opinas de lo que dice Santos Sentimientos?
La Tentación Gay - Respuesta a SS 1/4


Recibí un largo e-mail de un usuario llamado “SantosSentimientos”, al cual me gustaría contestarle a través de mi canal. Creo que mis respuestas pueden servirle a otros porque las cosas que dice este usuario sobre la homosexualidad también las creen muchas otras personas y me parece que no son correctas.  Dijo tantas cosas que no sé por dónde empezar, así que mejor lo citaré y le contestaré paso a paso. Un sólo video no alcanzará, así que haré varias partes.

Gracias por visitarme, ¡no olvides comentar!   

En respuesta a mis videos, el usuario Santos Sentimientos me escribió:

"Gay es solo una palabra, una idea que mucha gente crea.”

Pero para eso están las palabras. Éstas nombran realidades y por eso son útiles para la comunicación. “Gay” es una palabra que nombra un concepto referente a una realidad. Por eso, cuando digo “soy gay”, ésta no es una afirmación vacía.

“Los hombres nacen siendo hombre, pero hay una cosa llamada tentación, ataca las mentes humanas, corrompiéndolas y convenciendo a la gente para que hagan una de las peores cosas que puede pasar al corazón humano.”

No estoy de acuerdo. Pones aquí la tentación como la causa de la homosexualidad, pero eso equivale a decir que ser gay es una acción voluntaria, y claramente no lo es. Hay que distinguir entre los actos homosexuales y la orientación homosexual, y ésta última no depende de nuestra voluntad, pues nadie se levantó un día y dijo “de ahora en adelante seré gay”. Es decir, asumes que el homosexual ha caído en la tentación, cuando es claro que muchos gay hubiéramos dado la vida por no serlo, lo cual explica los muchos suicidios que hay por esta causa. Además, los actos homosexuales no son provocados por una afección mental en las personas, como haces ver al decir que la mente es “atacada por la tentación”.  Otra cosa es que equipáras la homosexualidad con corrupción, poniéndola como lo peor que le puede pasar al corazón del ser humano. Lo siento, pero ni siquiera creo que ser gay sea algo “malo”, mucho menos lo peor que pueda pasarle al corazón humano. Si a esas vamos, ¿qué hay de la homofobia? Si hablamos de corrupción del corazón, ése es un mejor ejemplo.

“Algunos hombres son gay por problemas del pasado, como el abuso, mientras que otros son gay por que la sociedad se lo dice, si miran a un chico y cree que es guapo, la sociedad le etiqueta como "gay" y cuando crecen en una sociedad que les enseña quién tienen que ser. También otros llegan a ser gays por el porno, debido a que en los videos la cámara casi siempre enfoca a ese punto en concreto (en la parte del varón) y poco a poco la idea y la persuasión se inyecta en la mente del que lo mira. Hay muchas maneras de llegar a ser gay.”

Pero ninguna de las que mencionas tiene sentido.  Si el abuso fuera causa de la homosexualidad, entonces todas las personas abusadas o, en este caso, todos los hombres abusados sexualmente serían homosexuales. Pero esto no es así. Un abuso sexual sí afecta a la persona, pero la homosexualidad es contingente en estos casos, y no un resultado necesario del abuso sexual.  La segunda razón tampoco funciona. Si uno se hiciera lo que la sociedad te dice, entonces todo aquel al que le digan que es gay terminaría siéndolo. Pero a muchos jóvenes los etiquetan de esta manera porque, de hecho, ya lo son, o ya muestran esta tendencia. Lo que propones es una inversión de las causas y los efectos. Además, recuerda que a muchos homosexuales la sociedad les exige ser “machos”, y a las mujeres ser femeninas, y ni siquiera esa gran presión social logra evitar que terminen siendo gay, lo cual prueba que los dictados de la sociedad no determinan en última instancia si serás gay o no.  Y la tercera razón me parece absurda. De nuevo caes en invertir causas y efectos. Si a alguien no le gustan los hombres, ver hombres desnudos no lo convencerá de lo contrario, por lo que dudo que la pornografía sea así de determinante en cuanto a nuestra orientación sexual. Más bien, en la pornografía buscamos aquello por lo que ya nos sentimos atraídos de antemano, no es al revés.

Seguiré con mi respuesta en el siguiente video pero, tú, ¿qué piensas de lo que dice Santos sentimientos?
Un mundo sin gays


Un mundo sin homosexualidad. Es el sueño, el objetivo de muchos heterosexuales e, incluso, de personas gay que ya no se definen a sí mismo como tales. ¿Por qué sienten que deben luchar por eliminarnos, desaparecernos de un modo u otro?

Una razón es que le temen a un mundo gay. Lo cierto es que los homosexuales no luchamos por un mundo sin heterosexuales. Es absurdo. Nosotros somos los que defendemos la libertad y la diversidad, ¿recuerdan? Así que no queremos desaparecer a cualquiera que sea diferente a nosotros. Lo que sí queremos es un mundo sin discriminación hacia los homosexuales, pues ésta atenta contra nuestra libertad al traducirse en represión y violencia, y lo que atente contra la libertad e integridad de los individuos no debería ser permitido. Además, al defender nuestros derechos también defendemos los de los demás. Eso es muy diferente a querer un mundo en el que nadie tenga una opinión distinta a la nuestra, incluso sobre la homosexualidad, o querer un mundo en el que sólo halla gente homosexual. Eso es ridículo, así que deberían dejar de usarlo como argumento en nuestra contra, diciendo que, si por nosotros fuera, todo el mundo sería gay.

Otros han emprendido una lucha contra la homosexualidad por motivos religiosos. Su excusa: es la voluntad de Dios. Son muchas las atrocidades que se han cometido en el nombre de Dios, y querer un mundo sin homosexualidad es un ejemplo de ellas. En el nombre de Dios, a los gay se nos ha llegado a asesinar, encarcelar, castigar, rechazar, discriminar, tratar como ciudadanos de segunda clase, negar derechos sólo por nuestra orientación sexual, se nos ha maltratado socialmente, todo esto para lograr desaparecernos o, al menos, castigarnos por existir del modo en que lo hacemos. ¿Y cuándo, les pregunto, se detendrán ustedes en el nombre de Dios? Si quieren respeto a sus creencias y prácticas, deben ofrecer lo mismo a cambio y respetar, al menos tolerar, las creencias y prácticas de los homosexuales, pues nosotros toleraremos las suyas, siempre y cuando no afecten las nuestras. Es lo justo, ¿no es así?

A otros más simplemente les molesta nuestra existencia. El que no nos ajustemos a sus roles sociales, el que no nos conformemos con ser víctimas de esta imposición, el que queramos llegar a una definición propia de nosotros mismos, eso les incomoda. Les molesta que seamos libres para ser como queramos ser. Pero han fallado en entender que la mera incomodidad de unos no es razón suficiente para desacreditar el modo de ser y actuar de los demás. Esta incomodidad es muy caprichosa como para que nos sirva de estándar ético o legal. La libertad es un principio superior a la comodidad. Y no debemos quitarle a las personas su libertad de ser y actuar sólo porque otros van a incomodarse.

Sea cual sea su motivo, el punto es que estar personas concuerdan en que este mundo sería mejor sin homosexuales. Claro, habría que revisar su concepto de “mejor”, y la escala con la que han clasificado a los mundos posibles. ¿Mejor, un mundo con menos diversidad, la cual no dañaba a los demás? ¿Mejor, un mundo en el que el ideal homófobo ha triunfado? ¿Mejor, un mundo en el que se eliminó a los gay en vez de respetarlos? ¿Un mundo en que se los “cambió” en vez de aceptarlos tal cual eran? ¿Mejor, un lugar en el que la mayoría no fue capaz de coexistir con una manera de ver y vivir la vida distinta a la suya? ¿Cómo puede ser mejor un mundo como éste? El mundo sería un lugar mejor si pudiéramos comprender, de una vez por todas, que no todos pensamos ni vivimos igual, y que no tenemos por qué hacerlo. Llegar a esta comprensión es mucho más difícil y sería mejor para todos que la llana desaparición y represión de un grupo social, pues esa alternativa sería un mundo en el que la gente no aprendió la lección de la tolerancia y la convivencia pacífica, una realidad en la que no hay que respetar a los demás simplemente por que “los demás” no existen.

Por todo esto, yo les digo, su ideal de un mundo sin homosexuales es absurdo. Los gay aquí estamos y no nos iremos a ningún lado. Les guste o no, les incomode o no, piensen ustedes que sea la voluntad de su Dios o no, seguiremos existiendo y luchando por nuestro lugar en el mundo, pues éste también nos pertenece. ¿Por qué no compartirlo en vez de quererlo todo para ustedes? ¿Por qué no luchar contra este egoísmo en vez de hacerlo contra la homosexualidad?
Eres Único


Eres único.

Busca en el mundo alguien como tú. Lo harás en vano. Algunos tendrán tu misma nariz, otros compartirán contigo algunas ideas, otros más tendrán tu estatura, se vestirán como tú, tendrán el color de tu piel, pero ninguno será exactamente como tú.

Tú eres sólo uno.

Y aunque alguien fuera totalmente idéntico a ti, no podría ocupar tu mismo lugar en el espacio, ni tener el mismo punto de vista en el universo. Si encontráramos a alguien de quien no fuera posible mencionar alguna diferencia respecto a ti, no estaríamos hablando de otra persona, estaríamos hablando de la misma persona, de ti.

Eres irrepetible.

Por que el mundo es un rompecabezas de piezas únicas y, por lo tanto, nadie puede ocupar tu lugar del modo en que lo haces tú. Y sin ti, la imagen quedará incompleta. En ti se juntan todas estas características: habilidades, sentimientos, recuerdos, conocimientos, convicciones, opiniones, que nadie más posee exactamente de la misma manera. Por lo tanto, ser único te hace valioso.

Y no hay sufrimiento que sea más grande ni importante que esta verdad, porque el sufrimiento y sus causas puede acabarse, ir y venir, pero tu singularidad es permanente.

Formas parte de la vida de otras personas como nadie podrá hacerlo, y eres amado de un modo en que sólo se te puede amar a ti. Has compartido con ellos todos esos momentos, esas risas, esos chistes, esos viajes, esas clases, esos llantos, esos secretos, todas esas experiencias como nadie lo ha hecho, y como nadie lo hará.

No lo dejes todavía. Tus días tendrán un fin, es la ley de la vida, pero que no sea tu propia mano la que te arrebate la oportunidad de seguir compartiendo tu vida con tus seres queridos.  

Eres único, y lo que puedes hacer en este mundo, nadie lo podrá hacerlo como tú.

Si renuncias a la vida, no habrá manera de sustituirte. Será una pérdida prematura de la cual el mundo no podrá recuperarse. No nos dejes. El mundo no será el mismo. No será mejor.

Al contrario. Hay mucho que puedes hacer por los demás y por ti mismo. Cosas que nadie más puede hacer así como tú. Y hay cosas que a nadie le corresponde vivir sino a ti.

Porque eres único, valioso y el mundo tiene la suerte de tenerte aquí.
No puedes decidir con quién casarte


¿Qué gobierno es éste que no admite que yo elija el sexo de mi cónyuge? Así es, señoras y señores, el monstruo gobierno con todos sus tentáculos, ha amarrado uno alrededor de la libre elección de nuestra pareja legal, y todavía se cree con este derecho. ¿Por qué es el gobierno, y no yo, el que determina si mi cónyuge es hombre o mujer? En dado caso, seré yo el que comparta mi vida diaria y mis derechos con esta persona, no cualquiera de las personas que componen el gobierno. Yo me despertaré por las mañanas y encontraré a esta persona a mi lado y, al acostarme, también estará ahí. Seré yo quien lo llame para decirle dónde estoy, yo quien lo cuide si se enferma, yo quien comparta sus gastos, yo quien le haga el amor, yo quien le herede mis pertenencias si muero primero, yo y nadie más que yo. Si alguien tiene derecho a elegir si mi compañero será hombre o mujer, creo que ese soy yo. Y ya es hora de que el gobierno lo reconozca esta unión cuando ocurra. 

Gobierno: escucha mi reclamo individual. Es más razonable que ese barullo público que de manera obtusa te exige que dejes las leyes tal y como están. Que si soy hombre, sólo pueda casarme con una mujer, que si soy mujer, sólo con un hombre, y que todos estos derechos derivados del matrimonio sólo puedan gozarlos aquellas parejas compuestas así. Pero si soy hombre y estoy con un hombre, o si soy mujer y estoy con otra mujer, ¿por qué la sociedad es de la opinión de que no nos merecemos tener los mismos derechos? Ellos no se quejan porque sobre ellos no pesa tu sentencia, gobierno, ellos no la sienten, porque ésta coincide con su manera de ver la vida, pero, ¡ay gobierno!, ¿por qué sigues ignorando la nuestra?

No tienes nombre, Gobierno, porque cada territorio te da uno distinto, pero donde quiera que estés, contéstame: ¿por qué sigues escuchando a esos hipócritas? Desde que nos levantamos hasta que nos dormimos, y a veces hasta en nuestros sueños, los que se oponen al matrimonio homosexual nos exigen ser buenos ciudadanos, darte el dinero de nuestros impuestos y ayudar con nuestro trabajo al progreso del estado. Nos exigen cargar con las mismas obligaciones, ¡pero se les erizan los cabellos si nos atrevemos a pedir los mismos derechos! Y tú, gobierno, te hundes en el mismo pantano de hipocresía igual que ellos, porque les haces caso e ignoras nuestros justos reclamos.

¿Hasta cuándo, Gobierno? ¿Hasta cuándo vas a reconocerme como ciudadano de primera y única categoría como al resto? ¿Hasta cuándo vas a darme por completo el derecho de vivir mi vida y formar mi familia como mejor me parezca así como lo tienen los demás? ¿Hasta cuando dejarás de escuchar a esos egoístas? ¿Hasta cuándo dejarás de ser cómplice instrumental de la discriminación? ¿Cuándo harás lo correcto? 
Los Gays al Infierno


El infierno. ¿Alguna vez te han mandado ahí? Donde quiera hay gente que está convencida de que los gay terminarán ahí, y cada vez que mandan a los gay al infierno, también me mandan a mí. Para ellos, la práctica de la homosexualidad es un pecado, algo terrible  y vergonzoso, y esto está más allá de toda duda o cualquier discusión. Ya sea que lo hagan de manera agresiva, con odio, o sintiendo auténtica pena por los gay, el hecho es que nos siguen mandando al infierno.

Este castigo eterno, es un argumento muy frecuente contra la homosexualidad. Es decir, si uno realiza este tipo de prácticas pecaminosas puede terminar allí, por lo tanto no sólo debe uno evitar practicar la  homosexualidad sino que, por el bien de todos y de la sociedad en conjunto, es válido aprobar leyes, prácticas y reglas sociales que castiguen, prohíban, o al menos limiten a los homosexuales. Ante esto, nuestra respuesta natural es tratar de explicarles que uno no se va a al infierno por eso, o que uno no cree en la existencia de Dios o el infierno. Sin embargo, me parece que hay otra pregunta que puede hacérsele a estas personas:  ¿Y si yo quiero ir ahí?

No me malentiendas: yo no quiero irme al infierno, es más, no creo que exista; sólo estoy tratando de probar un punto aquí. Así, imaginemos que yo me quiero ir al infierno, lo he decidido, ahí quiero pasar la eternidad. ¿No puedo yo tomar mis propias decisiones? Tal vez no es eso lo que nadie quiera para mí, pero si es lo que yo quiero para mí mismo, ¿por qué serán los demás los que decidan dónde he de pasar la eternidad? Es mi destino, es mi eternidad y la de nadie más la que está en juego, y si quiero pasarla entre las llamas, entonces que así sea y que nadie se entrometa.

Esto, por supuesto, es un juego de palabras. Ya dije que no creo en el infierno. Lo que pasa es que, lo que para unos es "irse al infierno", para mí es "expresar mi sexualidad libremente". Para ellos ese ejercicio de mi libertad sexual es "decidir irse al infierno", alejarse de Dios, así que estas son sus palabras, no las mías. En la práctica de la homosexualidad yo no veo una eternidad de sufrimiento como consecuencia. Pero muchas personas si lo hacen. Así que, en vez de tratar de convencerlas de que el infierno no existe, o de que no creo que si Dios existe nos castigue a los gay de ese modo, simplemente les pediré que respeten mi decisión de irme al infierno, o, mejor dicho, de expresar libremente mi sexualidad, pues creo que tomar esas decisiones me corresponde a mí, así como cada quien decide qué camino tomar.

Si tú eres gay y crees en Dios, déjame decirte que no creo que él haya preparado el infierno para nosotros. No tiene sentido. Siéntete libre para creer en un Dios de verdadero amor al cual nunca se le habría ocurrido encender ni una fogata para castigar nuestras almas sólo porque somos gay. Si alguien te amenaza en el nombre de Dios, ten en cuenta que tal vez no lo convenzas de que Dios no está de acuerdo con él. Lo que si podemos hacer, de una vez por todas, es pedirles que, así como nosotros no nos interponemos en su camino hacia el cielo, nosotros no queremos a nadie que nos estorbe en la libre expresión de nuestra sexualidad. Y, ¿por qué no?, tal vez el cielo se encuentra al final de este sendero también.

Y tú, ¿qué piensas?
¡No te pongas el condón!




Éste video me recordó la guerra que la Iglesia católica le ha declarado al uso del condón. No los entiendo. 
Ellos argumentan que el condón no es cien por ciento efectivo para la prevención del contagio del V i H, y, por supuesto, tienen razón. Toda relación sexual conlleva riesgos, pero lo que me molesta es que utilicen la imperfección del preservativo para argumentar que la abstinencia y la monogamia son las únicas respuestas al problema.  

El condón no puede hacerlo todo para prevenir el contagio de enfermedades, pero la abstinencia y la monogamia tampoco pueden porque es claro, aunque estas personas se nieguen a verlo, que hay millones de personas en el mundo que no están dispuestas a practicarlas. ¿Y cuál es su propuesta ante esto? Convencerlos de cualquier manera y, en el mejor de los casos, dejar el uso del condón sólo como una desagradable última opción, y a veces ni eso. Es claro que pretenden utilizar los problemas que hay en el control de una epidemia mundial para promover su idea de moralidad. Además, es una gran oportunidad para seguir vendiendo la idea de que la homosexualidad no sólo es pecado y es inmoral, sino además es mortal.  

Abstenerse de tener relaciones para evitar el contagio del V i H es como dejar de subirse a los automóviles para evitar los accidentes de tráfico. La monogamia, por otro lado, es como conducir el auto únicamente alrededor de la cuadra. ¿Ven hacia dónde voy con esto? Pero no me malentiendan: si alguien quiere irse caminando a su trabajo todos los días o manejar su carro a no más de cincuenta metros de su casa, perfecto, esa es su decisión y tienen derecho a hacerlo. Pero pretender que todos hagamos lo mismo, venir a decirnos que el cinturón de seguridad no te salva la vida todo el tiempo y que por eso es mejor no subirse al auto para evitar un accidente mortal, ¡por favor!, eso es de ingenuos, de ciegos. Decirle a la gente cuánto sexo debe tener es no entender como gira el mundo. Hay que admitir que el preservativo no es mágico, pero decir que éste no sirve para nada en la lucha contra el Sida es peligroso y no ayuda a la causa.

Necesitamos algo mejor que eso. Una solución integral que tome en cuenta el derecho que tienen las personas a tomar distintas decisiones acerca de su sexualidad. Algunos se sentirán cómodos con la abstinencia o con la monogamia, las cuales sin duda son medidas eficaces contra la transmisión del V i H, incluso más que el condón, pero hay que entender que otros quieren vivir su sexualidad de otro modo. En ellos también hay que pensar y ofrecerles opciones y, hoy por hoy, el condón es una de las mejores. Esto lo debería reconocer la Iglesia católica, pero esto se opone a su propósito de satanizar el uso del condón para argumentar que su propuesta es la única opción válida.

Es mejor informarse y tomar decisiones propias. Seamos los suficientemente inteligentes para admitir que no hay una única medida que resuelva este dilema, que la epidemia del V i H es real y que, a pesar de ella, la gente debe ser libre de elegir cómo vivir su sexualidad. ¿Qué harás tú? Eso depende de ti, pero harías bien en entender que no hay una opción válida solamente, que cada una cuenta con sus pros y contras y que los demás tienen el derecho a tomar una decisión diferente a la tuya.

domingo, 12 de febrero de 2012

Todos los días abren fuego



Maldito fuego.
Martillo de los violentos,
oscuro grito de terroristas,
espada de los intolerantes,
muro de los egoístas. 

No te gusta, quémalo.
Te estorba, hazlo arder.
Te molesta, préndele fuego. 
Envuélvelos en llamas, abre fuego
y finge estar ciego. Así piensan ellos.
¿Qué razón, qué argumento
contra el incendio?
Y es bien sabido que no
se combate fuego con fuego.
Entonces, ¿qué remedio?

No el silencio, por supuesto.
Cada palabra es gota de agua,
lluvia es necesaria contra el fuego. 
Por lo tanto hablemos.  Mejor aún,
que sea tormenta, ¡gritemos!
¡Que estamos hartos!
¡Que miren todos cómo ardemos!

Contra decenas de nosotros
todos los días abren fuego.
Escandalosa falta de respeto. 
A la vida, a la dignidad, a la paz,
a lo mejor del mundo entero. 

Y ellos también se queman
con su propio fuego. 
Pero no se rinden: tan pronto le echan tierra
 a uno, llegan dos más a seguir con el juego. 
Un momento, si somos más,
 ¿por qué no los detenemos?

Y mientras ellos nos abrasan,
de la manera más cruel, violenta.
¿quién llora a nuestros muertos?
Es cosa de locos, darse cuenta:
esta hoguera  es por dinero.

¿Y qué hacemos?
Regalarles nuestro silencio. 
Escondernos bajo piedras por el miedo. 
Me incluyo, puesta una máscara tengo.

Mundo, no soy poeta,
mira qué tristes versos,
pero soy humano. Bajo esta lluvia
 de plomo ardiente, yo me quemo. 
¿Es que acaso no te duelo?

sábado, 11 de febrero de 2012

¿Eres Tolerante?

¿Eres tolerante? La respuesta de muchos es un automático "claro que si", pero creo que deberíamos detenernos a pensar si esto es cierto o no. ¿Somos tolerantes de verdad? ¿Qué es la tolerancia?

La tolerancia se ha vuelto un valor que, como muchos, se promociona por todos lados, pero es difícil encontrar a quienes la practican. Los discursos están llenos de esta palabra, las instituciones se adornan con ella, pero a mí lo  que más me interesa no son esos grupos que públicamente se dicen ser tolerantes, sino cómo la viven los individuos. El germen de la intolerancia está en cada uno de nosotros, así también como la capacidad de ser tolerante.

Pero, ¿qué es tolerar? Uno de los aspectos de la tolerancia es el permitir. Sobre lo que debe ser permitido o no, no pienso profundizar mucho en esta ocasión, pero creo en la libertad, por lo que podría adelantar que aquello que no dañe a otros de manera directa y objetiva debería ser permitido. Por lo tanto tolerar no es permitir cualquier cosa. Se tratará de situaciones con las que no estemos de acuerdo pero que no nos causan un daño directo y objetivo, y como sería más el daño causado a otros al prohibirlas, por eso hay que “tolerarlas”, es decir, hay que aguantarse.

Así es, la tolerancia no es un valor fácil de practicar, ni es bonito hacerlo ni agradable la mayoría del tiempo, como la publicidad política nos quiere hacer creer. ¿Te crees tolerante con los gay porque tienes un amigo gay que te cae bien o porque, en general, los gay te parecemos agradables? Gracias, pero eso no es tolerancia, es una simpatía natural que tienes hacia la gente como yo. ¿Te crees tolerante porque no te importa en lo más mínimo lo que los gay hagan con otros gayen la cama, porque te tiene sin cuidado que se casen o no, porque no tiene nada que ver contigo? Eso no es tolerancia, es indiferencia, y si bien los gay podemos aprovecharnos de ella, pues es preferible a una intolerancia activa y militante, esa misma indiferencia nos puede afectar en otros aspectos sociales, y no de manera positiva (la corrupción es posible gracias a la debilidad de los honestos y la indiferencia del resto).

Si te caigo bien, o si no te importa en absoluto lo que la gente como yo hace de su vida, entonces te agradezco tu simpatía, incluso tu indiferencia, pero no tu tolerancia. Eres tolerante con los gay si se te revuelve el estómago cada vez que vez a una pareja gay besándose y, aun así, los dejas seguir con lo suyo, entendiendo el derecho que tienen a hacer esto. Eres tolerante si estás en abierto desacuerdo con las creencias religiosas de otra persona, si te molesta de verdad su interpretación de la biblia o su concepto de Dios y, aún así, les permites seguir su camino sin interferir. Eres tolerante si crees que los que siguen tal o cual líder político o partido son unos idiotas, pero te detienes antes de pelear con ellos y ofenderlos.

Porque lo que los discursos oficiales no van a admitir, es que tolerar es  prácticamente odiar, pero dejar vivir, dejar ser, las dos cosas al mismo  tiempo. Tolerar es pensar que el otro está equivocado y, sin embargo, cruzarse de brazos en vez de empujarlo. La tolerancia implica albergar sentimientos muy negativos hacia los otros y ser capaces de controlarlos. La tolerancia, así pues, da pie a la reflexión sobre estos sentimientos, a la reconsideración de nuestra postura, puede ser un primer paso hacia un auténtico respeto, pero en su forma básica, la tolerancia es ejercer el control sobre nuestro odio hacia los demás.

Entonces, ¿eres tolerante? Cuando te encuentras con aquello que más odias, considerando que no te ocasiona un daño directo y objetivo, ¿lo dejas ser? La tolerancia está casi contra nuestros instintos: si algo huele mal, nos tapamos la nariz, si algo nos da comezón, nos rascamos, y  si algo nos molesta nuestro instinto nos impulsa a hacer algo al respecto,  a eliminarlo. Y nuestra educación y cultura refuerzan de muchas maneras esos instintos. Por eso hay quienes sienten la necesidad de aplastar al chico afeminado de la clase, de burlarse de la niña "marimacha", porque es diferente, porque les revuelve el estómago.

Es ésta la importancia de la tolerancia. Tal vez tú pienses que yo soy un pervertido, que está mal es estilo de vida que he elegido, que ser gayes un pecado o qué se yo. Y yo no puedo exigirte que cambies tu manera de pensar, puedo conversar contigo, puedo exponerte mi punto de vista, pero hasta ahí. Y por eso es importante la tolerancia, porque creo que esta sí puede exigirse. La tolerancia si puede escribirse en un código legal, la intolerancia, la discriminación si pueden penalizarse y por eso un valor como la tolerancia puede proteger a la gente como yo de tu odio, y a otros del mío.

Por eso no es un asunto trivial el ponernos a pensar si somos de verdad tolerantes, si tenemos la capacidad de soportar a aquellas personas que nos parecen equivocadas o incluso despreciables. Sólo así estaremos preparados para controlarnos y evitar la violencia. Y, si todo sale bien, quizá podamos reconsiderar nuestras ideas y llegar a respetar legítimamente a quienes no están de acuerdo con nosotros.
Entonces, ¿qué piensas? ¿Eres tolerante?

miércoles, 8 de febrero de 2012

Tu vida va a mejorar


Tu vida va a mejorar.

Pero sólo si la conservas. Por favor, no te la quites. Cuídala.

El tiempo hará que las cosas que te hacen sentir que seguir vivo no tiene sentido dejen de ser importantes. Por eso tienes que permanecer con vida y esperar.

¿De dónde sacaste la idea de que estar muerto es mejor que ser gay? Yo no creo que la hayas sacado del amor. Esa idea te la dieron el odio y la ignorancia de los demás. ¿Por qué aceptaste tan fácilmente un regalo tan horrible?

Te han dicho tantas veces que ser gay es algo malo y vergonzoso, se han burlado de ti, te han maltratado, te han rechazado y tú te la pasas preguntándote ¿por qué lo hacen? Allá ellos y sus oscuros motivos, mejor pregúntate ¿por qué les hago caso?

Si yo pudiera regresar el tiempo… Cuando era más joven me avergonzaba ser como soy, y fui una de las víctimas predilectas de los demás. A ellos no les importó jamás como me sentí y, si por ellos hubiera sido, yo ya no estaría con vida. Intenté quitármela, intenté cambiar, lo que fuera antes de aceptarme tal como soy. Perdí mucho tiempo sufriendo por algo por lo que no había que sufrir ni avergonzarse. No hagas lo mismo, tú puedes empezar a cambiar tu manera de ver el mundo desde ahora.

Mírame. Soy la prueba viviente de que la vida puede ser mejor. Me ves con una máscara, sí, pero eso es otra historia. La verdad es que, en mi vida diaria, ya no me importa lo que los demás tengan que decir sobre mí y estoy muy a gusto con mi orientación sexual. Aprecio mucho la vida, así que pretendo conservarla mientras pueda. No voy a dejar que el odio de los demás me destruya más. El amor que tengo por mí mismo y por otros es más importante que eso.

Tu vida va a mejorar porque tú la vas a mejorar. Porque vas a crecer y a aprender, y serás más fuerte.  Te darás cuenta de que tu propia opinión sobre ti mismo pesa más que el resto de las opiniones del mundo.
Cánsate ya de sufrir, hártate de llorar.

Comienza a vivir.