viernes, 11 de mayo de 2012


17 de mayo - Dia internacional de la Tolerancia






¿Qué puedes hacer tú para cambiar el mundo? Eres una sola persona.

¿Cómo podrás liberarte de la opresión del resto de la sociedad? Eres una minoría.

Pero cuando se trata de cambiar al mundo, debemos entender que esto no se hace de un sólo movimiento.  El cambio es el resultado de toda una maquinaria funcionamiento y ahí está la clave: tú eres un engrane. Puedes ser diminuto y aparentemente insignificante, pero tu dirección puede determinar la dirección de engranes mayores o, al menos, oponer una resistencia al movimiento general.

Lo que tú hagas, por pequeño que parezca, es importante y cuenta.  Contra la homofobia, nada ganaremos si pensamos que tenemos la batalla perdida y nos quedamos sin hacer nada, pensando que nuestras fuerzas no alcanzan para lograr un cambio.Han sido esos pequeños engranes que se resistieron en algún momento, cada uno por separado y todos ellos en conjunto, los que han logrado que los movimientos por la libertad, la igualdad y la tolerancia hayan llegado hasta donde lo han hecho. Y todavía falta mucho camino por recorrer, y en ese tramo, te necesitamos.

¿Qué puedes hacer, entonces? Primero que nada, confiar en tu poder individual, en la capacidad que tienes de informarte, de hablar, de influir en otros, de transmitir ideas, de apoyar una causa. A veces lo que se necesita es una sola persona que empiece, que hable, para que se sumen los demás.  Tú puedes empezar, tú puedes sumarte. Lo más importante es que puedes ayudar.

Hay quienes hacen contribuciones espectaculares: dan conferencias, escriben libros, aprovechan su fama para hablar a favor de la libertad, la tolerancia y los derechos civiles. Pero esto no está al alcance de todos, aunque no es razón para desanimarse. Yo, por ejemplo, no puedo mostrar mi rostro. Darme cuenta de que me sería imposible mostrar mi verdadera apariencia si decidía comenzar un canal aquí en Yutub me desanimó bastante al principio.  Pero no me detuvo. Sé que es una limitación, pero dentro de mis límites estoy haciendo lo que puedo.  Aunque uso esta máscara, soy capaz de expresar mis ideas y compartirlas con todos ustedes. Y aunque la audiencia de este canal sea modesta, sé que con mis videos contribuyo a hacer de este mundo un lugar mejor. Tú también puedes hacerlo. ¿No puedes mostrar tu rostro? Ponte una máscara y habla de todas maneras.

¿No puedes salir del clóset? Simplemente sé tu mismo y no te unas al ataque contra la libertad, la tolerancia, no te conviertas en un homófobo. ¿No tienes un canal de Yutub? Puedes abrir uno, o por lo menos, apoyar a los que ya existen con tus comentarios y visitas. Creéme: las cosas que ustedes me escriben aquí me dan ánimos para seguir adelante y los agradezco. ¿No puedes salir a marchar a las calles? Puedes hacer alguna donación online a alguna organización aunque no te presentes físicamente. ¿No vas a escribir un libro? Puedes comprarlos, puedes leerlos, puedes informarte en línea, puedes informar a otros. Puedes abrir un blog. Y si puedes y quieres salir del clóset, hazlo, y si puedes marchar en las calles, adelante, y si escribes un libro o te vuelves famoso y quieres aprovechar tu fama para apoyar a la causa de la tolerancia, qué mejor.

Pero lo más importante es estar consciente de que tus actos como individuo importan y son necesarios para que la sociedad en conjunto avance. Haciendo cosas sencillas, como ser tú mismo y decir lo que piensas, evitando sumarte a la ola de homofobia que nos arrastra actualmente y rompiendo el silencio, sacudiéndote la indiferencia, hacer esto del modo en que tú puedas, eso es lo que cuenta. No importa donde estés, qué edad tengas, cual sea tu apariencia o condición social, tu número es uno y eso basta. Tú puedes sumarte y ayudar a cambiar el mundo. 

viernes, 16 de marzo de 2012

La Adopción es voluntaria


 La Adopción es voluntaria - Adopción Gay 4/4


Hay otro aspecto de la adopción por parte de las parejas homosexuales que quisiera tratar en esta serie de videos.  Es el hecho de que negarle este derecho a estas parejas, el estado comete una injusticia contra ellas, contra los niños y a final de cuentas contra la sociedad. 

Como ya sabemos, una pareja heterosexual tiene la capacidad de reproducirse a través de una relación sexual.  En los países que yo conozco, esto les da el derecho a tener hijos. Automáticamente.  Una de estas parejas puede tener hijos y conservarlos aunque no haya deseado tenerlos en primer lugar.  Es más, esta pareja no tiene que demostrar que es apta para educar a sus hijos y mantenerlos de manera previa. A lo mucho, se meterán en problemas y podría el gobierno quitarle la custodia de sus hijos si demuestran ser terribles en su trabajo como padres. Sin demostrar su deseo por tener hijos ni su capacidad para criarlos, una pareja heterosexual puede tener los que quiera y en muchos lugares no se meterá en problemas si no es el mejor en esto, incluso si es mal padre, siempre y cuando no haga algo terrible y llamativo. Pero no crean que estoy en contra del derecho que estas parejas tienen.  Es mi creencia que si tienen esta capacidad reproductiva, es su derecho conservar a los hijos que sean producto del ejercicio de esta capacidad. Pero, ¿qué pasa con una pareja que no es fértil? 

Estas parejas tienen que demostrar, uno, que desean tener hijos y dos, que son capaces de criarlos de manera adecuada.  Deben demostrar que desean tener hijos porque esto no sucederá simplemente en su caso, ni siquiera como accidente como ocurre con muchas parejas heterosexuales fértiles.  Tienen que expresar este deseo, y demostrarlo pasando por todo el proceso legal que implica la adopción de un niño y la aceptación de la responsabilidad adquirida al hacer esto.  Además, tienen que probar que son capaces de criarlo adecuadamente, mostrando evidencia de varios factores, entre ellos: situación económica estable, relación estable, salud mental, salud física.  A veces es un proceso agotador que de verdad pone a prueba a la pareja en el primer aspecto, en su deseo por adoptar. Pero si pasa estas pruebas, podrá lograr su objetivo y formar una familia. Ahora, no intento discutir aquí si el filtro es el adecuado en cuanto a evaluar los aspectos anteriormente mencionados, pero valga decir que sí creo que debe haber un filtro, lo más eficiente posible, que le garantice a estos niños el tener un buen hogar y una buena familia. En algunos lugares este filtro es mejor que en otros. Pero en muchos países, el hecho de ser una pareja gay descalifica automáticamente a quienes desean ser padres.

Pero, ¿por qué? Una pareja gay puede cumplir todos los demás criterios necesarios para considerar a una pareja de adultos “apta” para adoptar a un niño. ¿Pueden generar un ingreso suficiente? ¿Pueden proveer de techo, alimentación y educación? ¿Pueden amar a sus hijos? ¿Pueden inculcarles valores? Sí, sí pueden. A veces, pueden hacerlo mejor que algunas parejas heterosexuales para las cuales el embarazo fue una mala noticia. Y recordemos que, a esas parejas, ni se les pregunta si se creen capaces de ser padres, simplemente obtienen ese derecho de manera automática. Aún así, a las parejas homosexuales les es negado este derecho porque se establece, explícita o implícitamente, que para poder adoptar, la pareja tiene que ser heterosexual.  La principal manera de levantar esta barrera es impedir que se legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo, porque el matrimonio pone a una pareja en una mejor posición a la hora de querer adoptar, y si podemos prevenir que los homosexuales se casen, simplemente les diremos “lo sentimos, ustedes no pueden adoptar, no están casados”, y listo. Pero en todo este asunto, el único criterio que se ha utilizado para descalificar a esta pareja es el hecho de que se trata de una conformada por personas del mismo sexo.  Eso es todo. 

Es necesario eliminar la heterosexualidad de la lista de requisitos para adoptar, pues ésta no indica nada sobre los factores que realmente importan a la hora de determinar si una pareja o persona es apta para adoptar a un niño.  Además, recordemos que este derecho nunca es ejercido por todas las parejas que expresen su deseo de adoptar, sino por aquellas que también demuestren su capacidad para hacerlo al existir un filtro necesario en este proceso. Y por si fuera poco, recordemos las altas exigencias que estas parejas tienen que cumplir a veces para lograr adoptar, mientras que muchas parejas heterosexuales fértiles claramente no están cumpliendo bien con su trabajo como padres. Si se trata de pensar en los niños, démosle la oportunidad de ser criados por una pareja que exprese su deseo y su capacidad para hacerlos, sean o no heterosexuales.

viernes, 2 de marzo de 2012


Juego de Roles - Adopción 3/4 



He hablado ya sobre algunos argumentos utilizados con frecuencia por las personas que están en contra de la adopción por parte de las parejas homosexuales. Uno de los más conocidos es el que trata sobre el problema que presenta la repetición de un mismo sexo en la pareja de padres, basado esto en la suposición de que, para convertirse en un hombre, un niño necesita un modelo “masculino”, un padre, y para convertirse en “mujer”, una niña necesita un modelo femenino, su madre, y que en definitiva, un niño o niña necesita que ambos sexos se ocupen de su crianza para que esta esté completa o, al menos, sea la mejor posible. Ellos alegan que una pareja homosexual es incapaz de proveer ambos modelos necesarios para la crianza de un niño y que, incluso, el modelo presentado, ya sea masculino o femenino, no es el adecuado, a veces, llegando tan lejos como para afirmar que los padres gays harán que sus hijos sean gays también. Por lo tanto, debe negárseles el derecho de adopción.  Pero este argumento se sostiene sobre premisas debatibles y la experiencia cada vez nos va mostrando que sus conclusiones no son acertadas.

Primero, lo más claro es que la orientación sexual de los padres no determina la de los hijos.  Toda una generación de personas homosexuales nació de padres heterosexuales y fue criada por padres heterosexuales. Mis padres son heterosexuales y su orientación sexual, como pueden ver, no influyó en la mía. Simplemente esto no ocurre de este modo.  Los hijos criados por parejas homosexuales tienen la misma oportunidad que el resto de la población de ser gay o hetero.  Y si la incidencia de hijos gay llegara a ser mayor, en mucho se deberá a que los hijos gay criados por padres gay no tendrán que esconderse de ellos, podrán ser ellos mismos, pues no serán juzgados ni rechazados por sus padres, mientras que muchos gays hijos de padres heterosexuales sí esconden este hecho.  Esta idea de que los padres gay “adoctrinan” a sus hijos para que sean gays también es ridícula. Recuerden que, como ya he dicho, somos nosotros los que defendemos la idea de que la orientación sexual no puede forzarse en un individuo. La gente es lo que es y ya. Y, por último, este temor de que haya más gays está basado en la suposición de que hay algo muy malo en la homosexualidad, con lo cual no estamos de acuerdo. 

En segundo lugar, está la cuestión de los roles. Cada sociedad tiene sus roles de hombre y mujer, y trata de imponérselos a costa de lo que sea a cada individuo dependiendo de su sexo. Si quienes se oponen a la adopción por parte de los homosexuales esperan que nosotros eduquemos a nuestros hijos estrictamente conforme a los roles que han querido imponernos, están equivocados.  Y por supuesto se escandalizan por ello. Y exageran, creyendo que le pondremos vestidos rosas a nuestros hijos varones sólo para “desafiarlos”.  Pero esto no es así. A lo que me refiero es que, en una sociedad machista, o con valores religiosos muy arraigados, es inconcebible que los padres gay ofrezcan un modelo correcto de hombre y mujer a sus hijos porque ellos mismos no se ajustan a este modelo. Pero esto no significa que los padres gay sean incapaces de ser un buen ejemplo. El problema es que la sociedad intolerante quiere que, a fuerzas, el ser “un buen ejemplo” para los hijos incluya ajustarse totalmente a los roles de hombre y mujer pre-establecidos.  Y esos modelos, sorpresivamente, excluyen a la homosexualidad.  Es decir, según este razonamiento, tan sólo por ser homosexual ya no puedes ser un buen ejemplo para tus hijos. Y si se ha llegado a esa conclusión, entonces quiere decir que hay algo que no funciona en este razonamiento, porque se ignora todas las otras cualidades que los padres homosexuales sí pueden tener, los demás valores que pueden inculcar en sus hijos, la capacidad de proveerles con lo que necesitan y, sobre todo, la capacidad de amar a sus hijos.  Si sólo nos fijamos en que si los padres homosexuales se ajustan o no al modelo de los roles sociales en cuanto al género, nos encontraremos con que no pasarán la prueba. Pero ese criterio es injusto desde el punto de partida, e ignora las demás cualidades que hacen a una pareja merecedora del derecho de adopción.

Todo esto, sin mencionar que, si tomamos en cuenta esos otros aspectos que convierten a un padre en un buen modelo a seguir, encontraremos que muchas parejas heterosexuales no se ajustan a esto.  Son malos ejemplos.  Se ajustarán a los roles de hombre y mujer establecidos, vistiendo uno pantalones y la otra faldas, pero son incapaces de inculcar valores a sus hijos.  Muchos de ellos ni siquiera querían tener hijos, para empezar. Otros tantos, desafortunadamente, tienen que emprender esta tarea ellos solos, y aún así pueden hacerlo bien.  Por lo tanto, no debemos descalificar a los padres y negarles el derecho a la adopción sólo porque son homosexuales, sino tomar en cuenta otros criterios para encontrar, dentro del colectivo homosexual, aquellas parejas, o incluso individuos, con la voluntad y la capacidad para adoptar.  Eso es ser justo, y eso es pensar en los niños también. 

lunes, 13 de febrero de 2012

¿Piensa en los niños? - Adopción Gay 2/4


VIDEO

He hablado antes de la dificultad que las parejas homosexuales  en el mundo enfrentan para que se logre reconocer su derecho a adoptar. Un argumento que se usa en su contra es que no están capacitados para criar niños. Pero aunque pueda argumentarse que esto es falso, y la parte en contra de la adopción reconozca que los homosexuales pueden hacer un buen trabajo como padres, surge otro problema. ¿Qué pasará con estos niños en la sociedad? ¿Cómo los tratarán sus compañeros en la escuela? ¿Cómo serán capaces de integrarse a una sociedad que no “está lista” para este tipo de situación? Ellos piden se considere esto, que por favor alguien “piense en los niños”, y argumentan que su respuesta a estas preguntas es razón suficiente para negar la adopción a las parejas homosexuales. Pero incluso aquí hay gato encerrado.

¿No tienen razón, acaso? En un país homófobo o machista, ¿no serán víctimas de un bulying despiadado los hijos de estas parejas homosexuales? Ése parece ser, desafortunadamente, un pronóstico en cierta medida acertado.  Pero tengo algunos problemas con este argumento, y tengo otras preguntas qué hacer. Por ejemplo, ¿exactamente por qué se burlarán los otros niños del nuestro? ¿Por qué tiene dos papás o dos mamás? No, señores, los otros niños se burlarán de él porque habrán sido educados de ese modo, para burlarse de aquello que resulte diferente, para despreciar lo “gay” como algo vergonzoso, ridículo y sucio.  Porque sus padres permiten que así sean, porque los educadores pretenden encogerse de hombros y decir “es cierto, es raro eso de que tenga dos papás”. O dos mamás.

En otras palabras, lo que estas personas que se oponen a que las parejas homosexuales puedan adoptar nos están diciendo es: “ustedes no deben adoptar porque si lo hacen, nosotros vamos a hacerle la vida imposible a sus hijos, por favor, piensen en los niños y no los sometan a esa clase de tortura que nuestros hijos van a propinarles”. ¿Hablan en serio?  ¿De verdad quieren negarme a mí el derecho a la adopción y a estos niños el derecho de tener un hogar por “temor” a las desagradables consecuencias que esto pueda tener, las cuales serán provocadas por ustedes mismos? ¿No será acaso que los que tienen que cambiar su actitud son otros? ¿No será que es hora de que ustedes eduquen mejor a sus hijos para que sean un poco más tolerantes con aquellos que no tengan una familia exactamente igual a la suya?

Y lo siento, pero la cosa no mejora si me dices que tú eres tolerante y educarás a tus hijos para que toleren, pero aún así no estás de acuerdo con que los homosexuales adopten, argumentando que serán “otros, no los tuyos” quienes le hagan la vida imposible a mis hijos.  Esto es el equivalente a decir: “es que así son ellos”, y simplemente quedarse de brazos cruzados y votar porque las cosas se queden así como están, y negarnos el derecho de la adopción a nosotros, el derecho a una familia a estos niños, y dejando que estas otras personas sigan haciendo las cosas mal. Entiendo que a veces la situación social y cultural no son las más favorables para el cambio o implementación de una nueva política que pretenda ser más tolerante, pero lo que se escriba en las leyes en este sentido ya es en sí un avance, y dota a los discriminados de herramientas legales y oficiales para defenderse. Además, se trata de hacer lo correcto y de favorecer legalmente a quien realmente se lo merece. No podemos menospreciar que se cambien las leyes a favor de la tolerancia, por más adversa que nos parezca la situación cultural y social. Los que lucharon por los derechos civiles en contra de la discriminación racial entendieron esto, y los homosexuales haríamos bien en seguir su ejemplo. Y si de verdad no es practicable una legislación de este tipo, al menos debe considerarse su logro como un objetivo a futuro, no simplemente descartarla y ya.

Así que si ustedes mismos son la principal objeción al derecho de adopción para las parejas gay, háganse a un lado, vivan y dejen vivir, y verán cómo nosotros somos capaces de tener una familia también.
Adopción Gay 1/4


Hoy en día, es difícil aún lograr que en un país se apruebe la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.  Hay muchas razones para esto, y muchos argumentos en contra, los cuales encuentran su raíz en la religión, las costumbres, la tradición, la cultura, los prejuicios.  Cuando todos los demás argumentos tambalean, hay uno que sigue siendo muy efectivo para hacer dudar a quienes dejan de ver en los matrimonios gay una amenaza, el que sostiene que si se legaliza el matrimonio homosexual, estas parejas tendrán el derecho a adoptar, y esto sería la verdadera desgracia. 

¿Por qué? Una de las razones principales es la suposición de que los gays no somos capaces de criar niños y, por lo tanto, no se puede dar el derecho a la adopción, y si éste viene incluido con el matrimonio, ha de sernos negado igualmente.  Pero la premisa es falsa, pues los gays son perfectamente capaces de criar niños.

Verán: esto de “criar a los hijos” es una labor admirable porque es necesaria y ardua.  No es de sorprenderse, entonces, que creamos que no todos los seres humanos pueden llevarla a cabo.

Pero, ¿puede declararse que todo un grupo, todo un tipo de personas no está calificado para criar a un niño? Puede ser.  La experiencia nos dice que los bebés no pueden cuidar a otros bebés. Los niños difícilmente podrán criar a otros niños dado que ellos mismos no han terminado de criarse. Las personas muy ancianas estarán también limitadas en esta capacidad de cuidar a alguien más, pues ya bastantes problemas tendrán con cuidarse a sí mismos. Las personas que sufran de ciertos tipos de enfermedad mental pasarán por una situación similar, además de que, por supuesto, su percepción de la realidad puede ser hasta una amenaza para la seguridad de un niño. Entonces, por supuesto, puede decirse que algunos tipos de personas, grupos de enteros de ellas, no están capacitados para criar niños.  Por lo tanto, es sensato determinar a qué tipo de personas se les puede dar este derecho a adoptar y a quienes no se les puede otorgar.  El problema es que en muchos lugares, la decisión se toma en contra de las parejas homosexuales.

Por que, ¿se puede decir que el ser homosexual lo incapacita a uno automáticamente para criar a los hijos? Ésta tarea parece ser y, de hecho es, una tarea difícil, titánica. Pero como toda tarea enorme, se la puede dividir en tareas y acciones muy pequeñas y simples. Para  cuidar de un bebé, por ejemplo, uno debe cambiarle los pañales, darle de comer, jugar con él, hablarle, vestirlo, bañarlo, limpiarlo, llevarlo con el médico si presenta algún síntoma desfavorable, y muchas más. ¿No es capaz un adulto de cambiar pañales sólo por que es homosexual? ¿No puede un adulto gay tener un ingreso suficiente y estable y proveer a un niño de alimentación, vestido y vivienda? ¿No puede una persona adulta pasar tiempo con sus hijos, inscribirlos en una escuela, levantarse temprano para prepararles el desayuno antes de llevarlos a clases, estar al pendiente de sus notas, sólo por que se trata de una lesbiana? Ser gay significa, de manera muy básica, sentir atracción sexual por las personas del mismo sexo, y hacia ellos sentir esta inclinación sentimental y romántica. Eso es todo, es la única condición necesaria para ser gay.  Ese límite es amplio, y dentro de él encontraremos todo tipo de personas. Ser gay no implica la ausencia de la capacidad para llevar a cabo todas esas pequeña tareas que, en conjunto, componen la gran tarea de criar hijos, y tampoco implica la falta de la constancia, el temple y amor necesarios para realizarla satisfactoriamente. 

Pero me preguntarán: ¿y qué hay de los valores? ¿Son capaces los homosexuales de inculcar valores morales a sus hijos? Mi respuesta sería que pasa lo mismo con los heterosexuales: algunos sí lo son, otros no. A uno sí se les podrá dar este derecho, a otros no. Además, si ustedes están pensando en sus valores religiosos tradicionales, en contra de la homosexualidad, pues no, tal vez no seamos capaces de hacer eso, pero valores cívicos, éticos, dentro de un marco en el que no se condena a la homosexualidad, claro que sí podemos. Y por supuesto, tenemos la capacidad de amar a nuestros hijos tanto como ustedes.
Así que, por favor, dejen de decirme que no soy capaz de criar a un hijo sólo porque soy gay.
Fin del mundo


El mundo se acaba y no me importa. Es posible que la humanidad haya estado esperando el fin desde el principio, y es claro que ya son varias las profecías al respecto que han fallado. Creo que el mundo se acabará, por supuesto, pero no creo en las profecías sobre el fin del mundo. Finalmente, estas profecías tienden a proponer que es la humanidad la que llegará a su fin, con un evento de tipo cósmico, espiritual (como el arrobamiento) o alguna catástrofe terrestre de proporciones nunca antes vistas. Una de ellas sostiene que el mundo acabará en diciembre de este año, al menos así es en la cultura popular. Algo parecido ocurrió en el año dos mil y, justo después de que cruzamos esa barrera y nos dimos cuenta de que seguíamos con vida, no nos tardamos nada en comenzar a hablar de reajustes debido a imprecisiones históricas, a la inexistencia del año cero, a la invalidez de esa teoría previa, y así hubo una nueva fecha qué temerle: al año dos mil doce. Este año. Pero hay varias razones por las cuales pienso seguir viviendo como si nada fuera a ocurrir. ¿Por qué?

1.-  Todas las profecías sobre el fin del mundo han fallado hasta ahora.
¿Seguimos con vida, no? A pesar de todos esos momentos en que la humanidad se puso nerviosa ante el cambio de fecha o las palabras de algún profeta, la vida humana continuó y el mundo siguió existiendo.  Por eso es que estamos aquí ahora. Si estas teorías han fallado con anterioridad, pueden volver a hacerlo. Y lo harán.

2.- Las profecías no son confiables porque son imprecisas y no se basan en la evidencia.  
En cambio, se basan en el temor, la especulación, la superstición y la dudosa interpretación de escritos y supuestas predicciones. ¿Qué factor observable nos indica que habrá un cataclismo en el último mes de este año que acabará con la raza humana?  ¿Una profecía maya que según especifica una fecha pero no qué es lo que ocurrirá exactamente? Llega el punto en el que la profecía apuesta a la ocurrencia de una gran causalidad más que a sus poderes predictivos, que a la observación, que a la evidencia.   Por lo tanto, ¿por qué habría de creer que el fin se acerca?

3.-  Si la profecía es verdadera, entonces no hay modo de evitar el fin del mundo.  
¿Qué se puede hacer contra este evento? Si es cierto que el mundo acabará de manera tan repentina, nada de lo que hagamos, ni siquiera como colectivo, podrá evitarlo. Además, como ya he dicho, no hay evidencia de que en realidad ocurrirá en la fecha pronosticada, no hay una descripción detallada de lo que debemos esperar que suceda y, estas circunstancias, no hay medida preventiva que resulte prudente ni efectiva.

4.- Vivir “como si ya se fuera a acabar el mundo” sería una muy mala idea.
Imaginen que tuviéramos la certeza de que ya se acabará el mundo.  Tal vez piensen que es hora de hacer todo aquello que quisieran, de aprovechar el tiempo que les queda al máximo y de hacer muchas cosas que, de otra manera, no harían: renunciar a su trabajo, irse a viajar por el mundo, quebrantar la ley, darse a los excesos y muchas más. Pero si tuviéramos esta certeza, entonces todos los demás podrían pensar lo mismo, y si todos renuncian a su trabajo y dejan de obedecer la ley para darse a los excesos, pues… entonces nadie podría hacer lo que quisiera realmente y la mejor idea sería recluirnos en nuestras casas buscando la mayor seguridad posible en un mundo que se habría vuelto un caos. No sería buena idea, entonces, pensar que ya nada importa y actuar de este modo aunque el mundo ya vaya a acabarse.  Y eso que estamos imaginando que estamos seguros de que el  fin está cerca: recordemos que, en realidad no lo sabemos y no hay evidencia de que esto vaya a ocurrir así. Con menos razón, pues, podemos arrojar todo por la borda. Para ver un ejemplo de lo que digo, no tenemos que ir muy lejos: el año pasado, en estados unidos, el evangelista Jarol Camping predijo la fecha del fin del mundo, del arrobamiento, y falló 2 veces. Antes de la primera fecha, el veintiuno de mayo, convenció a miles de creyentes de apoyarlo con donaciones para realizar una campaña masiva y poder advertir al mayor número de personas sobre lo que ocurriría. Muchos vendieron sus propiedades, renunciaron a sus trabajos, se deshicieron de sus ahorros. Y siguen aquí.

5.- Si la proximidad del fin del mundo te hace desear hacer todas estas locuras, entonces el problema no está en  esta proximidad.
Más bien, está en la manera en que has vivido y sigues viviendo hasta ahora. ¿Por qué de pronto habría de cambiar radicalmente mi manera de actuar, de ver y vivir la vida? Si es cierto que estoy conforme con mis decisiones y mi manera de ser y actuar, entonces ni siquiera el fin del mundo tendría por qué hacerme cambiar de opinión en los aspectos más fundamentales.  Entiendo que vivir pensando en que la muerte propia o de la humanidad es lejana no es lo mismo que tenerla de cerca, como cuando una persona sufre de una enfermedad terminal, es esperable que esto nos sacuda, que pueda cambiar nuestra perspectiva de las cosas, pero entonces, ¿por qué esperar hasta el terrible anuncio de nuestro fin próximo para hacerlo?
No quisiera sonar como libro de superación personal, no es mi intención. Sólo quise compartir con ustedes algunas de las razones que me hacen olvidar que el mundo se va a acabar en el dos mil doce.  Si tanto nos preocupa el fin de la humanidad, entonces apoyemos estos temores en la observación de lo que sí está ocurriendo y de lo que sí va a ocurrir si seguimos así: la explotación despreocupada de nuestros recursos naturales, el colapso de las economías, el comienzo de nuevas guerras, todo eso es más real y preocupante que el fin súbito de nuestra existencia a fin de este año como resultado de una profecía sin fundamento.  Y no sólo eso, lo mejor es que, como podemos observar estos fenómenos, también podemos hacer algo al respecto. 

Y tú, ¿ya estás listo para el fin del mundo?
Libre Expresión VS #Nomecures


En estos días me topé con la noticia de que grupos activistas del colectivo L G B T estaban pidiendo a tres grandes librerías en España la retirada del libro “Comprender y sanar la homosexualidad” de Richard Gohen.  Me enteré gracias a este video en el que una joven invita a los usuarios a unirse a esta petición, lo cual pueden hacer a través de éste sitio, con su firma electrónica. Al momento van alrededor de treinta y seis mil firmas. El libro ha sido retirado de una de estas tres librerías, y otra ha expresado el no haber tenido intención de ofender a los homosexuales al tener este libro en su catálogo. Podrían pensar, por el contenido del resto de mis videos en este canal, que yo fui uno de los treinta y seis mil y que a continuación los invitaré a firmar la petición para lograr que las dos librerías restantes saquen el libro de circulación, pero no puedo hacer eso.  Creo que la medida tomada contra este libro atenta contra la libertad de expresión y, de apoyarla, estaría cometiendo una incongruencia.

Entiendo que la intención de quienes se han sumado a esta iniciativa es la mejor e, incluso, la misma que yo tengo con este canal: ayudar a los jóvenes gay, defender al colectivo L G B T, combatir la homofobia, promover la igualdad,informar a la gente quiénes somos en realidad, entre otros. Comparto estos objetivos con ustedes, y siento la misma indignación al ver publicado un libro con este tema y título; es sólo que la manera en que han actuado contra esto no me parece correcta. Algunos la llaman “una victoria para el activismo”, pero yo no estaría tan seguro de ello. ¿Qué fue lo que realmente triunfó con la retirada del libro?
No fue la libertad de expresión, eso es seguro.  Al firmar esta petición, los usuarios se olvidaron de que la libertad tiene su precio, y uno no se hace merecedor a esta libertad cuando no está dispuesto a pagarlo. Si queremos una verdadera libertad de expresión, la cual recordemos, ha sido y sigue siendo fundamental para la defensa de los derechos de los gays en todo el mundo, tenemos que entender que otras personas tendrán la misma libertad, y podrán expresar públicamente opiniones que pueden llegar a ser totalmente opuestas a las nuestras, ideas que nos parecerán terribles, inmorales, no fundamentadas. Es un precio que se tiene que pagar porque resulta que nuestras ideas, las cuales queremos expresar públicamente del mismo modo, también pueden ser consideradas terribles por aquellos que no están de acuerdo con nosotros.

Debo aclarar que, por supuesto, no estoy de acuerdo con las ideas de Richard Gohen y creo que él propone una teoría errónea y terapias que no son efectivas. De hecho, una de las razones por las cuales muchos se subieron rápidamente al tren de la firma de la petición es la declaración de la Organización Mundial de la Salud en cuanto a que la homosexualidad no es una enfermedad. Eso, por tanto, nos da el derecho de censurar este libro porque claramente provoca la desinformación radical en la población. Esto suena muy bien, pero ¿qué pasaría si de pronto la O M S declara que la homosexualidad sí es una enfermedad y que así será considerada de hoy en adelante? Pues imagínense, que nos darían muchas ganas de desafiar esta declaración, de decirle al mundo que es absurda, igual y podríamos escribir un libro acerca de cómo se ha equivocado la O M S y por qué la homosexualidad no puede ser tratada como enfermedad, ¿y qué pasaría? Pues que con el mismo argumento de la desinformación que hemos usado en contra de Richard Gohen,  sus seguidores bien podrían acusarnos de proporcionar información peligrosa y falsa a la población, pues ahora contarían ellos con el respaldo de la O M S,para después juntar treinta y seis mil firmas virtuales y sacar nuestro libro de circulación. Y eso sería una bofetada a la libertad de expresión, la cual, por cierto, ya tiene una mejilla roja gracias a nuestras recientes acciones.

Piénsenlo, la manera en la que estamos actuando hoy, convencidos de defender la causa justa, ¿en qué es diferente a lo que otros han hecho, incluso contra los homosexuales, en el pasado y lo que siguen haciendo en el presente para privarlos de su libertad de expresión? En un lugar donde la homosexualidad sea penalizada, como algunos países en el pasado y otros tantos aún en el presente, escribir un libro defendiendo la homosexualidad es considerado como desinformar, pervertir y dañar a la sociedad. Por eso la libertad de expresión tiene que funcionar en ambos sentidos, y debe prevalecer aunque estemos convencidos que el autor del libro no tiene la razón, porque nosotros podemos enfrentar la misma acusación.  Recuerden que aquellos que consideran a la homosexualidad como una perversión están honestamente convencidos que tener la razón; pero si nosotros pensamos que esto no es motivo suficiente para censurarnos, entonces nuestra propia convicción de estar en lo correcto y en congruencia con la postura oficial de una organización internacional no debe ser excusa para censurar a otros.  Los criterios que hemos utilizado en contra de Richard Gohen no son suficientes porque nosotros no admitiríamos una acción similar en nuestra contra basada en el mismo argumento.

Además, la libertad de expresión sí tiene sus límites, aunque a primera vista, la libertad de expresión que defiendo parezca carecer de ellos. Una agresión directa y violenta, aunque sea verbal, puede ser censurada y castigada. Un llamado a la acción del mismo tipo, que atente contra la integridad de terceros, por ejemplo, sí puede y debe ser censurado.  Pero el libro de Richard Gohen, por más equivocado que me parezca, nocruza esos límites. El autor está desafiando la creencia de que la homosexualidad no es una enfermedad y tiene derecho a hacerlo. Él propone una manera de dejar de ser homosexual a través de la curación de heridas emocionales, y también tiene derecho a esto a expresar esto. Como existe una clara diferencia entre libertad de acción y de expresión, lo que sí podemos hacer es evitar que abra una clínica en nuestro territorio para llevar a cabo sus terapias reparativas si es el caso que nuestra sociedad ha determinado que son inútiles y nocivas para la salud.  Pero silenciarlo porque no estamos de acuerdo con sus ideas, eso no deberíamos hacerlo. Además, podría ser que él tuviera la razón, así como las feministas la tuvieron antes al defender el derecho de la mujer al voto, o los gays cuando hemos dicho que la homosexualidad no debe ser penalizada. Y si esto es así, entonces mandarlo a callar no servirá de nada, porque permaneceremos en la ignorancia. Pero  si creemos que se equivoca,¿porqué tenemos que silenciarlo, impedirle la oportunidad de desafiar la postura oficial y nuestras ideas? Si está equivocado, y la razón está de nuestro lado, y tenemos argumentos para defender nuestra postura, entonces debemos permitir que Richard Gohen exprese la suya.  Impedir que llegue a las librerías hace parecer que no tenemos una mejor manera de contestarle, que no podemos demostrar que está equivocado, que la razón no nos alcanza para argumentar en su contra y que no somos capaces de entender cómo funciona la libertad de expresión.

 Finalizaré diciendo que, cuando me enteré de todo esto, mi primer impulso fue firmar la petición para retirar este libro espantoso de las librerías. Pero llegué a la conclusión de que alguien que defienda seriamente la libertad de expresión no puede hacerlo. Por eso me detuve. Y por eso hice este video, porque lo que ha ocurrido no me parece una ocasión para sentirnos tan orgullosos, sino más bien para reflexionar sobre la manera en que hemos dirigido la lucha por los derechos de los gays en esta ocasión en particular. También me preocupa lo que la lectura de un libro como éste pueda ocasionar en una mente confundida, en conflicto consigo misma, pero llega el punto en el que, en este respecto, hay que dejar que la gente decida qué creer. Yo soy de los que cree que la orientación sexual no puede ni debe intentar cambiarse, pero no estoy de acuerdo en usar estos métodos para deshacerse de los textos que afirmen lo contrario. El verdadero reto no es censurar libros como éste, sino contestarles.

En fin, son libres de dejar su opinión aquí, y pueden o no estar de acuerdo conmigo, pero creo que he explicado de la mejor manera que he podido por qué no podemos hacer este tipo de cosas sin ser inconsistentes con la verdadera libertad.  Y tampoco hemos podido hacerlo sin darle toda esta publicidad gratuita al libro, al cual deberíamos dedicar más videos refutando sus ideas y menos invitando a firmar peticiones para evitar que éste tenga acceso a las tiendas.

Gracias.