Libre Expresión VS #Nomecures
En estos días me topé con la
noticia de que grupos activistas del colectivo L G B T estaban pidiendo a tres
grandes librerías en España la retirada del libro “Comprender y sanar la
homosexualidad” de Richard Gohen. Me
enteré gracias a este video en el que una joven invita a los usuarios a unirse
a esta petición, lo cual pueden hacer a través de éste sitio, con su firma
electrónica. Al momento van alrededor de treinta y seis mil firmas. El libro ha
sido retirado de una de estas tres librerías, y otra ha expresado el no haber
tenido intención de ofender a los homosexuales al tener este libro en su
catálogo. Podrían pensar, por el contenido del resto de mis videos en este
canal, que yo fui uno de los treinta y seis mil y que a continuación los
invitaré a firmar la petición para lograr que las dos librerías restantes
saquen el libro de circulación, pero no puedo hacer eso. Creo que la medida tomada contra este libro
atenta contra la libertad de expresión y, de apoyarla, estaría cometiendo una
incongruencia.
Entiendo que la intención de
quienes se han sumado a esta iniciativa es la mejor e, incluso, la misma que yo
tengo con este canal: ayudar a los jóvenes gay, defender al colectivo L G B T,
combatir la homofobia, promover la igualdad,informar a la gente quiénes somos
en realidad, entre otros. Comparto estos objetivos con ustedes, y siento la
misma indignación al ver publicado un libro con este tema y título; es sólo que
la manera en que han actuado contra esto no me parece correcta. Algunos la
llaman “una victoria para el activismo”, pero yo no estaría tan seguro de ello.
¿Qué fue lo que realmente triunfó con la retirada del libro?
No fue la libertad de expresión,
eso es seguro. Al firmar esta petición,
los usuarios se olvidaron de que la libertad tiene su precio, y uno no se hace
merecedor a esta libertad cuando no está dispuesto a pagarlo. Si queremos una
verdadera libertad de expresión, la cual recordemos, ha sido y sigue siendo
fundamental para la defensa de los derechos de los gays en todo el mundo,
tenemos que entender que otras personas tendrán la misma libertad, y podrán
expresar públicamente opiniones que pueden llegar a ser totalmente opuestas a
las nuestras, ideas que nos parecerán terribles, inmorales, no fundamentadas.
Es un precio que se tiene que pagar porque resulta que nuestras ideas, las
cuales queremos expresar públicamente del mismo modo, también pueden ser
consideradas terribles por aquellos que no están de acuerdo con nosotros.
Debo aclarar que, por supuesto,
no estoy de acuerdo con las ideas de Richard Gohen y creo que él propone una
teoría errónea y terapias que no son efectivas. De hecho, una de las razones
por las cuales muchos se subieron rápidamente al tren de la firma de la
petición es la declaración de la Organización Mundial de la Salud en cuanto a
que la homosexualidad no es una enfermedad. Eso, por tanto, nos da el derecho
de censurar este libro porque claramente provoca la desinformación radical en
la población. Esto suena muy bien, pero ¿qué pasaría si de pronto la O M S
declara que la homosexualidad sí es una enfermedad y que así será considerada
de hoy en adelante? Pues imagínense, que nos darían muchas ganas de desafiar
esta declaración, de decirle al mundo que es absurda, igual y podríamos
escribir un libro acerca de cómo se ha equivocado la O M S y por qué la
homosexualidad no puede ser tratada como enfermedad, ¿y qué pasaría? Pues que
con el mismo argumento de la desinformación que hemos usado en contra de Richard
Gohen, sus seguidores bien podrían
acusarnos de proporcionar información peligrosa y falsa a la población, pues
ahora contarían ellos con el respaldo de la O M S,para después juntar treinta y
seis mil firmas virtuales y sacar nuestro libro de circulación. Y eso sería una
bofetada a la libertad de expresión, la cual, por cierto, ya tiene una mejilla
roja gracias a nuestras recientes acciones.
Piénsenlo, la manera en la que
estamos actuando hoy, convencidos de defender la causa justa, ¿en qué es diferente
a lo que otros han hecho, incluso contra los homosexuales, en el pasado y lo
que siguen haciendo en el presente para privarlos de su libertad de expresión? En
un lugar donde la homosexualidad sea penalizada, como algunos países en el
pasado y otros tantos aún en el presente, escribir un libro defendiendo la
homosexualidad es considerado como desinformar, pervertir y dañar a la
sociedad. Por eso la libertad de expresión tiene que funcionar en ambos
sentidos, y debe prevalecer aunque estemos convencidos que el autor del libro
no tiene la razón, porque nosotros podemos enfrentar la misma acusación. Recuerden que aquellos que consideran a la
homosexualidad como una perversión están honestamente convencidos que tener la
razón; pero si nosotros pensamos que esto no es motivo suficiente para
censurarnos, entonces nuestra propia convicción de estar en lo correcto y en
congruencia con la postura oficial de una organización internacional no debe
ser excusa para censurar a otros. Los
criterios que hemos utilizado en contra de Richard Gohen no son suficientes
porque nosotros no admitiríamos una acción similar en nuestra contra basada en el
mismo argumento.
Además, la libertad de expresión
sí tiene sus límites, aunque a primera vista, la libertad de expresión que defiendo
parezca carecer de ellos. Una agresión directa y violenta, aunque sea verbal,
puede ser censurada y castigada. Un llamado a la acción del mismo tipo, que
atente contra la integridad de terceros, por ejemplo, sí puede y debe ser
censurado. Pero el libro de Richard
Gohen, por más equivocado que me parezca, nocruza esos límites. El autor está
desafiando la creencia de que la homosexualidad no es una enfermedad y tiene
derecho a hacerlo. Él propone una manera de dejar de ser homosexual a través de
la curación de heridas emocionales, y también tiene derecho a esto a expresar
esto. Como existe una clara diferencia entre libertad de acción y de expresión,
lo que sí podemos hacer es evitar que abra una clínica en nuestro territorio
para llevar a cabo sus terapias reparativas si es el caso que nuestra sociedad
ha determinado que son inútiles y nocivas para la salud. Pero silenciarlo porque no estamos de acuerdo
con sus ideas, eso no deberíamos hacerlo. Además, podría ser que él tuviera la
razón, así como las feministas la tuvieron antes al defender el derecho de la
mujer al voto, o los gays cuando hemos dicho que la homosexualidad no debe ser
penalizada. Y si esto es así, entonces mandarlo a callar no servirá de nada,
porque permaneceremos en la ignorancia. Pero si creemos que se equivoca,¿porqué tenemos que
silenciarlo, impedirle la oportunidad de desafiar la postura oficial y nuestras
ideas? Si está equivocado, y la razón está de nuestro lado, y tenemos
argumentos para defender nuestra postura, entonces debemos permitir que Richard
Gohen exprese la suya. Impedir que
llegue a las librerías hace parecer que no tenemos una mejor manera de
contestarle, que no podemos demostrar que está equivocado, que la razón no nos
alcanza para argumentar en su contra y que no somos capaces de entender cómo
funciona la libertad de expresión.
Finalizaré diciendo que, cuando me enteré de
todo esto, mi primer impulso fue firmar la petición para retirar este libro
espantoso de las librerías. Pero llegué a la conclusión de que alguien que
defienda seriamente la libertad de expresión no puede hacerlo. Por eso me
detuve. Y por eso hice este video, porque lo que ha ocurrido no me parece una
ocasión para sentirnos tan orgullosos, sino más bien para reflexionar sobre la
manera en que hemos dirigido la lucha por los derechos de los gays en esta
ocasión en particular. También me preocupa lo que la lectura de un libro como
éste pueda ocasionar en una mente confundida, en conflicto consigo misma, pero
llega el punto en el que, en este respecto, hay que dejar que la gente decida
qué creer. Yo soy de los que cree que la orientación sexual no puede ni debe
intentar cambiarse, pero no estoy de acuerdo en usar estos métodos para
deshacerse de los textos que afirmen lo contrario. El verdadero reto no es
censurar libros como éste, sino contestarles.
En fin, son libres de dejar su
opinión aquí, y pueden o no estar de acuerdo conmigo, pero creo que he
explicado de la mejor manera que he podido por qué no podemos hacer este tipo
de cosas sin ser inconsistentes con la verdadera libertad. Y tampoco hemos podido hacerlo sin darle toda
esta publicidad gratuita al libro, al cual deberíamos dedicar más videos refutando
sus ideas y menos invitando a firmar peticiones para evitar que éste tenga
acceso a las tiendas.
Gracias.