lunes, 13 de febrero de 2012

Libre Expresión VS #Nomecures


En estos días me topé con la noticia de que grupos activistas del colectivo L G B T estaban pidiendo a tres grandes librerías en España la retirada del libro “Comprender y sanar la homosexualidad” de Richard Gohen.  Me enteré gracias a este video en el que una joven invita a los usuarios a unirse a esta petición, lo cual pueden hacer a través de éste sitio, con su firma electrónica. Al momento van alrededor de treinta y seis mil firmas. El libro ha sido retirado de una de estas tres librerías, y otra ha expresado el no haber tenido intención de ofender a los homosexuales al tener este libro en su catálogo. Podrían pensar, por el contenido del resto de mis videos en este canal, que yo fui uno de los treinta y seis mil y que a continuación los invitaré a firmar la petición para lograr que las dos librerías restantes saquen el libro de circulación, pero no puedo hacer eso.  Creo que la medida tomada contra este libro atenta contra la libertad de expresión y, de apoyarla, estaría cometiendo una incongruencia.

Entiendo que la intención de quienes se han sumado a esta iniciativa es la mejor e, incluso, la misma que yo tengo con este canal: ayudar a los jóvenes gay, defender al colectivo L G B T, combatir la homofobia, promover la igualdad,informar a la gente quiénes somos en realidad, entre otros. Comparto estos objetivos con ustedes, y siento la misma indignación al ver publicado un libro con este tema y título; es sólo que la manera en que han actuado contra esto no me parece correcta. Algunos la llaman “una victoria para el activismo”, pero yo no estaría tan seguro de ello. ¿Qué fue lo que realmente triunfó con la retirada del libro?
No fue la libertad de expresión, eso es seguro.  Al firmar esta petición, los usuarios se olvidaron de que la libertad tiene su precio, y uno no se hace merecedor a esta libertad cuando no está dispuesto a pagarlo. Si queremos una verdadera libertad de expresión, la cual recordemos, ha sido y sigue siendo fundamental para la defensa de los derechos de los gays en todo el mundo, tenemos que entender que otras personas tendrán la misma libertad, y podrán expresar públicamente opiniones que pueden llegar a ser totalmente opuestas a las nuestras, ideas que nos parecerán terribles, inmorales, no fundamentadas. Es un precio que se tiene que pagar porque resulta que nuestras ideas, las cuales queremos expresar públicamente del mismo modo, también pueden ser consideradas terribles por aquellos que no están de acuerdo con nosotros.

Debo aclarar que, por supuesto, no estoy de acuerdo con las ideas de Richard Gohen y creo que él propone una teoría errónea y terapias que no son efectivas. De hecho, una de las razones por las cuales muchos se subieron rápidamente al tren de la firma de la petición es la declaración de la Organización Mundial de la Salud en cuanto a que la homosexualidad no es una enfermedad. Eso, por tanto, nos da el derecho de censurar este libro porque claramente provoca la desinformación radical en la población. Esto suena muy bien, pero ¿qué pasaría si de pronto la O M S declara que la homosexualidad sí es una enfermedad y que así será considerada de hoy en adelante? Pues imagínense, que nos darían muchas ganas de desafiar esta declaración, de decirle al mundo que es absurda, igual y podríamos escribir un libro acerca de cómo se ha equivocado la O M S y por qué la homosexualidad no puede ser tratada como enfermedad, ¿y qué pasaría? Pues que con el mismo argumento de la desinformación que hemos usado en contra de Richard Gohen,  sus seguidores bien podrían acusarnos de proporcionar información peligrosa y falsa a la población, pues ahora contarían ellos con el respaldo de la O M S,para después juntar treinta y seis mil firmas virtuales y sacar nuestro libro de circulación. Y eso sería una bofetada a la libertad de expresión, la cual, por cierto, ya tiene una mejilla roja gracias a nuestras recientes acciones.

Piénsenlo, la manera en la que estamos actuando hoy, convencidos de defender la causa justa, ¿en qué es diferente a lo que otros han hecho, incluso contra los homosexuales, en el pasado y lo que siguen haciendo en el presente para privarlos de su libertad de expresión? En un lugar donde la homosexualidad sea penalizada, como algunos países en el pasado y otros tantos aún en el presente, escribir un libro defendiendo la homosexualidad es considerado como desinformar, pervertir y dañar a la sociedad. Por eso la libertad de expresión tiene que funcionar en ambos sentidos, y debe prevalecer aunque estemos convencidos que el autor del libro no tiene la razón, porque nosotros podemos enfrentar la misma acusación.  Recuerden que aquellos que consideran a la homosexualidad como una perversión están honestamente convencidos que tener la razón; pero si nosotros pensamos que esto no es motivo suficiente para censurarnos, entonces nuestra propia convicción de estar en lo correcto y en congruencia con la postura oficial de una organización internacional no debe ser excusa para censurar a otros.  Los criterios que hemos utilizado en contra de Richard Gohen no son suficientes porque nosotros no admitiríamos una acción similar en nuestra contra basada en el mismo argumento.

Además, la libertad de expresión sí tiene sus límites, aunque a primera vista, la libertad de expresión que defiendo parezca carecer de ellos. Una agresión directa y violenta, aunque sea verbal, puede ser censurada y castigada. Un llamado a la acción del mismo tipo, que atente contra la integridad de terceros, por ejemplo, sí puede y debe ser censurado.  Pero el libro de Richard Gohen, por más equivocado que me parezca, nocruza esos límites. El autor está desafiando la creencia de que la homosexualidad no es una enfermedad y tiene derecho a hacerlo. Él propone una manera de dejar de ser homosexual a través de la curación de heridas emocionales, y también tiene derecho a esto a expresar esto. Como existe una clara diferencia entre libertad de acción y de expresión, lo que sí podemos hacer es evitar que abra una clínica en nuestro territorio para llevar a cabo sus terapias reparativas si es el caso que nuestra sociedad ha determinado que son inútiles y nocivas para la salud.  Pero silenciarlo porque no estamos de acuerdo con sus ideas, eso no deberíamos hacerlo. Además, podría ser que él tuviera la razón, así como las feministas la tuvieron antes al defender el derecho de la mujer al voto, o los gays cuando hemos dicho que la homosexualidad no debe ser penalizada. Y si esto es así, entonces mandarlo a callar no servirá de nada, porque permaneceremos en la ignorancia. Pero  si creemos que se equivoca,¿porqué tenemos que silenciarlo, impedirle la oportunidad de desafiar la postura oficial y nuestras ideas? Si está equivocado, y la razón está de nuestro lado, y tenemos argumentos para defender nuestra postura, entonces debemos permitir que Richard Gohen exprese la suya.  Impedir que llegue a las librerías hace parecer que no tenemos una mejor manera de contestarle, que no podemos demostrar que está equivocado, que la razón no nos alcanza para argumentar en su contra y que no somos capaces de entender cómo funciona la libertad de expresión.

 Finalizaré diciendo que, cuando me enteré de todo esto, mi primer impulso fue firmar la petición para retirar este libro espantoso de las librerías. Pero llegué a la conclusión de que alguien que defienda seriamente la libertad de expresión no puede hacerlo. Por eso me detuve. Y por eso hice este video, porque lo que ha ocurrido no me parece una ocasión para sentirnos tan orgullosos, sino más bien para reflexionar sobre la manera en que hemos dirigido la lucha por los derechos de los gays en esta ocasión en particular. También me preocupa lo que la lectura de un libro como éste pueda ocasionar en una mente confundida, en conflicto consigo misma, pero llega el punto en el que, en este respecto, hay que dejar que la gente decida qué creer. Yo soy de los que cree que la orientación sexual no puede ni debe intentar cambiarse, pero no estoy de acuerdo en usar estos métodos para deshacerse de los textos que afirmen lo contrario. El verdadero reto no es censurar libros como éste, sino contestarles.

En fin, son libres de dejar su opinión aquí, y pueden o no estar de acuerdo conmigo, pero creo que he explicado de la mejor manera que he podido por qué no podemos hacer este tipo de cosas sin ser inconsistentes con la verdadera libertad.  Y tampoco hemos podido hacerlo sin darle toda esta publicidad gratuita al libro, al cual deberíamos dedicar más videos refutando sus ideas y menos invitando a firmar peticiones para evitar que éste tenga acceso a las tiendas.

Gracias. 

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