Éste video me recordó la guerra que la Iglesia
católica le ha declarado al uso del condón. No los entiendo.
Ellos argumentan que el condón no es cien por ciento
efectivo para la prevención del contagio del V i H, y, por supuesto, tienen
razón. Toda relación sexual conlleva riesgos, pero lo que me molesta es que
utilicen la imperfección del preservativo para argumentar que la abstinencia y
la monogamia son las únicas respuestas al problema.
El condón no puede hacerlo todo para prevenir el
contagio de enfermedades, pero la abstinencia y la monogamia tampoco pueden
porque es claro, aunque estas personas se nieguen a verlo, que hay millones de
personas en el mundo que no están dispuestas a practicarlas. ¿Y cuál es su
propuesta ante esto? Convencerlos de cualquier manera y, en el mejor de los
casos, dejar el uso del condón sólo como una desagradable última opción, y a
veces ni eso. Es claro que pretenden utilizar los problemas que hay en el
control de una epidemia mundial para promover su idea de moralidad. Además, es
una gran oportunidad para seguir vendiendo la idea de que la homosexualidad no
sólo es pecado y es inmoral, sino además es mortal.
Abstenerse de tener relaciones para evitar el
contagio del V i H es como dejar de subirse a los automóviles para evitar los
accidentes de tráfico. La monogamia, por otro lado, es como conducir el auto
únicamente alrededor de la cuadra. ¿Ven hacia dónde voy con esto? Pero no me
malentiendan: si alguien quiere irse caminando a su trabajo todos los días o
manejar su carro a no más de cincuenta metros de su casa, perfecto, esa es su
decisión y tienen derecho a hacerlo. Pero pretender que todos hagamos lo mismo,
venir a decirnos que el cinturón de seguridad no te salva la vida todo el
tiempo y que por eso es mejor no subirse al auto para evitar un accidente
mortal, ¡por favor!, eso es de ingenuos, de ciegos. Decirle a la gente cuánto
sexo debe tener es no entender como gira el mundo. Hay que admitir que el
preservativo no es mágico, pero decir que éste no sirve para nada en la lucha
contra el Sida es peligroso y no ayuda a la causa.
Necesitamos algo mejor que eso. Una solución
integral que tome en cuenta el derecho que tienen las personas a tomar
distintas decisiones acerca de su sexualidad. Algunos se sentirán cómodos con
la abstinencia o con la monogamia, las cuales sin duda son medidas eficaces
contra la transmisión del V i H, incluso más que el condón, pero hay que entender
que otros quieren vivir su sexualidad de otro modo. En ellos también hay que
pensar y ofrecerles opciones y, hoy por hoy, el condón es una de las mejores.
Esto lo debería reconocer la Iglesia católica, pero esto se opone a su
propósito de satanizar el uso del condón para argumentar que su propuesta es la
única opción válida.
Es mejor informarse y tomar decisiones propias.
Seamos los suficientemente inteligentes para admitir que no hay una única
medida que resuelva este dilema, que la epidemia del V i H es real y que, a
pesar de ella, la gente debe ser libre de elegir cómo vivir su sexualidad. ¿Qué
harás tú? Eso depende de ti, pero harías bien en entender que no hay una opción
válida solamente, que cada una cuenta con sus pros y contras y que los demás tienen
el derecho a tomar una decisión diferente a la tuya.
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