domingo, 5 de febrero de 2012

¿Salir del clóset?


Porque uso una máscara, tal vez pienses que soy gay de clóset. Te equivocas. Lo cierto es que, a pesar de mi disfraz, hace tiempo le confesé a los demás mi homosexualidad. Pienso que ya muchos lo sabían, pero era importante para mí ponerlo sobre la mesa. Eso me permitió ser yo mismo ante todos ellos, hasta pude compartir con mis amigos mis experiencias en el amor y el sexo, cosa que nunca antes hubiera imaginado posible. Me libré de la vergüenza y el miedo, eso me ayudó. Creo que fue lo mejor para mí, a pesar de los problemas que conlleva ser abiertamente gay en una sociedad llena de gente intolerante. Fue mi decisión y considero que fue la mejor.

Pero, ¿es eso mismo cierto para todos ustedes? Si estás en el clóset, ¿debes salir? ¿Es ése el objetivo? Yo pienso que, de todas las alternativas que tenía, la que escogí fue la mejor, pero entiendo que para otros pueda ser distinto. No todos quieren salir del clóset. No todos se sienten cómodos confesando su homosexualidad a los demás, al menos no a cualquiera. Y lo único que yo puedo hacer es entenderlos. Lo único que puedo decirte es que sólo tú decides qué hacer con tu homosexualidad, y si quieres revelarla a los demás, adelante, y si no, pues también.

Creo que los gays que hemos salido del clóset haríamos mal en esperar lo mismo de todos los demás. Es cierto que eso ayudaría mucho a la causa de la lucha por la libertad y la tolerancia: si la gente se diera cuenta de la cantidad real de homosexuales que hay alrededor de ellos, y si todos estos no tuvieran problema en decir que lo son, entonces, los demás: los medios, los políticos, la sociedad, se tomarían este asunto más en serio. Un gay fuera del clóset es una persona que puede hablar abiertamente de estos temas, dar su testimonio, marchar en las calles, qué se yo, hacer muchas cosas que alguien en el clóset no puede. Pero no por esto debemos sentir que los gays están obligados a revelar su orientación sexual a los demás.

Es lamentable, pero cierto, que esto puede costarle muy caro a muchos: el empleo, oportunidades de superarse económicamente, la aceptación familiar, por ejemplo. ¿Quién soy para decirles que salgan del clóset y echen todo esto a perder? No me parece una situación ideal, vivir siendo homosexual y no poder hablar tranquila y abiertamente sobre esto, pero es una posición respetable para aquel que, por sus propias circunstancias, así decida vivir.

Esto, por supuesto, no incluye las situaciones en las que el engaño es rampante, por ejemplo, cuando se utiliza a otra persona para guardar las apariencias, situación que me parece deplorable. Yo puedo entender y defender a aquellos homosexuales que prefieren estar a la sombra, pero que no le mienten a su pareja fingiendo ser heterosexuales para casarse con esa ella, como ocurre muy a menudo. Son homosexuales que no llevan la mentira más allá de decir que “no” si les llegaran a preguntar si son gay. Pero es todo. También sé que algunos, en su confusión, piensan que de verdad son heterosexuales y por eso se casan, pero cuando se dan cuenta de la verdad entran en un gran conflicto, pues en realidad no quería engañar a nadie. Esto sólo me parece lamentable, pero no puedo acusarlos de nada.

También hay que recordar que estos homosexuales de clóset son propensos a criticar a quienes somos más abiertamente gay, y esto tampoco me parece justo. Si ellos quieren que respetemos su decisión de permanecer en el clóset, ellos deberían también respetar la nuestra de haber salido, ¿no creen?

En definitiva, es decisión de cada quien hasta dónde revelar su homosexualidad al mundo. Y creo que no debemos criticarnos los unos a los otros por tomar decisiones distintas en ese respecto, sino más bien comprender que lo que funciona para unos puede no ser lo mismo para otros. Para mí, estar fuera del clóset con mi verdadera personalidad y utilizar esta máscara para mi alter ego, es lo mejor. Y para ti, ¿qué es lo que funciona? 

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